Agentes ayudan a evacuar a personas mayores tras un ataque ruso. Foto: AP
Agentes ayudan a evacuar a personas mayores tras un ataque ruso. Foto: AP

Las tomaron cinco poblados dentro de su nueva campaña terrestre en el noreste de , dijo el Ministerio de Defensa de Moscú el sábado. Periodistas ucranianos reportaron en la víspera que los efectivos rusos habían capturado Borysivka, Ohirtseve, Pylna y Strilecha, que están ubicados en una “zona gris” disputada militarmente en la frontera entre la región de Járkiv, en Ucrania, y Rusia.

Los funcionarios rusos anunciaron la captura de otra localidad, Pletenivka, en una ofensiva que, de acuerdo con las , ha obligado a más de 1,700 civiles a huir.

La artillería, los morteros y los bombardeos aéreos alcanzaron más de 30 localidades y dejaron al menos tres muertos y cinco heridos, explicó el gobernador, Oleh Syniehubov.

Ucrania envió refuerzos a la provincia el viernes para repeler el intento ruso de quebrar las defensas locales, indicaron las autoridades.

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Las lanzaron también una andanada de drones y misiles el viernes en la noche, según el Ministerio de Defensa de Rusia, que dijo que sus defensas antiaéreas derribaron 21 proyectiles y 16 aviones no tripulados sobre las provincias de Belgorod, Kursk y Volgogrado. Una persona murió en un ataque con un dron en Belgorod y otra en Kursk, dijeron funcionarios locales.

Otro ataque incendió un depósito de petróleo en la región ucraniana de Luhansk, ocupada por las fuerzas del Kremlin, y causó cuatro muertos y ocho heridos, dijo Leonid Pasechnik, el líder de la región nombrado por Moscú, el sábado en la aplicación de mensajería Telegram.

Las tropas rusas intensificaron sus bombardeos sobre Járkiv, la segunda ciudad más grande del país, a finales de marzo. El ataque del viernes supuso un cambio táctico por parte de que las autoridades ucranianas llevaban semanas esperando.

Blogueros militares rusos indicaron que el asalto podría marcar el inicio de los esfuerzos rusos para establecer una “zona de seguridad” que el presidente del país, , se comprometió a crear a principios de año para frenar los frecuentes ataques ucranianos sobre Belgorod y otras regiones fronterizas.

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, confirmó el viernes en la noche que las fuerzas del Kremlin estaban ampliando sus operaciones y pidió a sus aliados occidentales que garanticen que las entregas prometidas de ayuda llegarán pronto a las líneas del frente.

Es fundamental que los socios apoyen a nuestros guerreros y a la resistencia ucraniana con entregas puntuales y verdaderamente oportunas”, manifestó en un comunicado en video en la red social X. “Un paquete que ayuda real es la entrega de armas a Ucrania, en lugar del simple anuncio del paquete”.

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Las fuerzas del Kremlin han tratado repetidamente de aprovechar la escasez de munición y efectivos de Kiev después que el flujo de ayuda militar occidental disminuyó en los últimos meses, y ante la demora en la llegada de los nuevos envíos.

Ucrania había dicho que sabía que estaba reuniendo a miles de soldados a lo largo de la frontera nororiental, cerca de las provincias de Járkiv y Sumy. Aunque la última ofensiva de las fuerzas de Moscú fue en el este del país, pero más al sur, los servicios de inteligencia ucranianos dijeron que esperaban también un ataque en el noreste.

Aunque por ahora los avances rusos en la región son limitados, analistas del Instituto para el Estudio de la Guerra los describieron el viernes como “tácticamente significativos”.

Según él un centro de estudios estadounidense, Rusia ha “comprometido un número de efectivos relativamente limitados en sus asaltos iniciales”, pero la ofensiva en Járkiv “está pensada para (sacar) tropas ucranianas y material de otros sectores críticos en el frente en el este”.

El ejército ruso también podría intentar cortar rutas de suministro claves en la zona y tratar de aislar Járkiv, donde actualmente viven alrededor de 1,1 millones de personas y está a apenas 30 kilómetros (unas 20 millas) al sur de la frontera.

En los primeros días de la guerra, intentó infructuosamente asaltar Járkiv, pero se alejó de su periferia tras un mes de asedio. Siete meses después, en el otoño de 2022, el ejército de Ucrania expulsó a las fuerzas rivales de Járkiv. El audaz contraataque ayudó a persuadir a los países occidentales de que Kiev podía derrotar a Moscú en el campo de batalla y merecía apoyo militar.

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