La crisis energética de Cuba dio este lunes un paso más con la inclusión en las zonas con cortes programados de La Habana, hasta ahora apenas afectada por su condición de capital, polo turístico y principal centro urbano.
El gobierno ha admitido que la situación energética de la isla no se solucionará en el corto plazo y reconocido que el problema está generando una fuerte irritación en la sociedad.
“Nos duele, nos disgusta que la población tenga que estar pasando por esta situación”, apuntó el presidente, Miguel Díaz-Canel, en su último discurso al Parlamento.
El mandatario agregó: “Tengan por seguro que aquí nadie pone los apagones para molestar a nadie”.
Su intervención tuvo lugar en un momento de tensión, tanto en el propio sistema eléctrico como entre la población.
Desde marzo los cortes se han ido recrudeciendo en la isla y en las últimas semanas se han registrado protestas menores en varios puntos del país con los apagones como motivo.
En los últimos cuatro meses la estatal Unión Eléctrica (UNE) ha avanzado cortes de electricidad en distintas áreas casi a diario.
La compañía ha anunciado un déficit que en ocasiones superan el 20% de la capacidad máxima de generación en el horario pico.
En algunos casos, los pobladores de distintas provincias del país han denunciado en redes cortes de más de diez horas al día.
El problema energético preocupa particularmente al Gobierno por su sensibilidad. Desde mayo, la Presidencia ha informado todas las mañanas sobre la disponibilidad de megavatios por jornada.
Protestas contra los cortes
El malestar que provocan los apagones fue una de las razones que motivó las protestas antigubernamentales del 11 de julio del 2021, las mayores en décadas, según apuntaron distintos analistas.
El país atravesaba entonces una crisis sanitaria por la pandemia y otra económica, que aún persiste, con desabastecimiento de alimentos y medicinas, una fuerte inflación y la expansión de las controvertidas tiendas en divisas.
A esto se sumaban los cortes, que impiden el uso de los aires acondicionados -en los meses más cálidos del año-, las cocinas eléctricas, las compras con tarjeta y, si se prolongan, acaban afectando a las comunicaciones móviles y los alimentos congelados.
“Cuando se produce un corte eléctrico, la vida se ve abocada a paralizarse” y eso afecta negativamente “al marco de expectativas” de la gente, explicó la socióloga cubana Diosnara Ortega, directora de la Escuela de Sociología de la chilena Universidad Católica Silva Henríquez.
Los apagones han generado protestas menores en las pasadas semanas en distintos puntos del país y se han reproducido en videos que recorren las redes sociales. Las más recientes se registraron este lunes en Santiago de Cuba, segunda ciudad del y otrora capital de la isla.
La prensa oficial ha informado sobre al menos dos movilizaciones, una en la Universidad de Camagüey y otra, hace unas semanas, en el pueblo occidental de Los Palacios. En redes sociales se ha dado cuenta de en torno a media docena de protestas.
Díaz-Canel se refirió directamente a los inconformes “que por convicción o no, están respondiendo a lo que quiere la contrarrevolución” y “a lo que quieren los que nos tienen bloqueados, que esos son los que primero han causado toda esta situación”, en referencia a las sanciones de Estados Unidos.
“(Ellos) están actuando en consonancia con el plan del enemigo, no con el plan de nosotros, el plan de nosotros tiene que ser de comprensión, de solidaridad y, como siempre, de resistencia”, señaló.
En esta línea, el gobierno provincial de La Habana anunció el viernes que a partir de este lunes y, al menos en la primera quincena de agosto, las distintas áreas de la capital sufrirían cortes de cuatro horas dos veces por semana.
La ciudad apenas se había visto afectada hasta el momento por la crisis energética. Pesan aquí, según los analistas, su condición de centro gubernamental, turístico y económico, y el recuerdo de que La Habana -mayor centro urbano del país- fue el epicentro de las protestas del 11 de julio del 2021.
Un sistema antiguo
Según el gobierno, los problemas se deben en parte a roturas en las plantas, el déficit de combustible para la generación y los mantenimientos programados.
Las averías o los cierres por reparación han afectado a gran parte de las ocho centrales termoeléctricas (CTE) terrestres del país. En un buen número de ellas están cercanas a cumplir su expectativa de vida máxima.
Además, desde finales del 2021 la isla ha recurrido a cinco centrales flotantes alquiladas a una empresa turca para dar apoyo al anticuado sistema de producción eléctrica.
Para este lunes, la UNE ha informado que un total de nueve unidades de cinco CTE están fuera de servicio por avería, dos de ellas en la de Felton (oriente de Cuba), una de las mayores generadoras de energía de la isla.
Esta última sufrió un incendio el pasado 8 de julio y desde entonces ha tenido problemas para poder operar con normalidad.
En su discurso, Díaz-Canel explicó que el país cuenta con una estrategia que “venía funcionado bien” pero que el incidente de Felton “echó por tierra”.
Dependencia energética
Cuba depende en gran medida del petróleo extranjero para producir energía (las termoeléctricas generan dos tercios de la electricidad) y su principal proveedor, Venezuela, ha disminuido notablemente sus envíos.
El Gobierno cubano aspira a reducir esta dependencia y cuenta con un plan para que en el 2030 el 37% de su mix energético (algo más de 3,500 megavatios) provenga de fuentes renovables.
A finales del año pasado, el ministro de Energías y Minas, Liván Arronte Cruz, apuntó que la implementación de esta política tiene un atraso del 40%.