La lira turca marcó este viernes un nuevo mínimo histórico, al llegar a cotizar a 13.9 unidades por dólar y 15.7 por euro, por lo que ha perdido un 29% desde el 10 de noviembre pasado.
El valor de la moneda no se modificó sustancialmente al anunciar sobre el mediodía el Banco Central una nueva “intervención directa”, la tercera desde inicios del mes, para estabilizar el cambio “poco saludable” de la lira.
Aunque en un primer momento la lira ganó más de un 1%, pronto volvió a perder para seguir oscilando cerca de los mismos valores anteriores a la intervención.
Las anteriores intervenciones directas del Banco Central, anunciadas el 1 y 3 de diciembre pasados, tampoco tuvieron efectos duraderos sobre el valor de la moneda turca.
Según explicó el economista Mustafa Sönmez, al intervenir el Banco Central “no está vendiendo sus reservas sino que vende futuros, es decir que garantiza al comprador de liras un cambio definido en una fecha más tardía, asumiendo las posibles pérdidas”, aunque vaticinó un escaso interés de los mercados financieros.
La última gran caída de la lira se produjo a finales de noviembre y provocó la dimisión del ministro de Finanzas, Lütfi Elvan, y sus sustitución por Nureddin Nebati, considerado cercano al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y seguidor de su política de reducir los tipos de interés para estimular la economía.
Este planteamiento, creen los economistas, dispara la inflación y devalúa la moneda, que ha perdido ya un 45% en lo que va de año.
En los últimos días Erdogan ha insistido varias veces en que el Banco Central debe mantener los tipos bajos, actualmente en un 15%, muy por debajo de la inflación interanual, que se sitúa en el 21.3%.
El presidente turco culpa a los “especuladores” de las subidas de los precios por, supuestamente, almacenar productos a la espera de nuevas subidas.
La oposición, por su parte, considera que la inflación real al menos duplica la cifra oficial y señala que el índice de precios para los productores se sitúa en el 54.6%, según los datos del Instituto Estadístico Turco (TÜIK).
La devaluación de la lira está disparando las exportaciones turcas, más competitivas que antes en el mercado internacional, y Erdogan espera de este efecto un aumento del empleo y la eliminación del déficit de la balanza de pagos.
Sin embargo, la bajada de la lira también encarece la importación de materias primas vitales para la industria turca y reduce el margen de ganancias de las empresas.
La devaluación de los salarios lleva además a un empobrecimiento general no solo de los sectores obreros, sino también de la clase media del país eurasiático, de 80 millones de habitantes.