(Foto: Reuters)
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Donde hubo disidentes soviéticos, ahora hay exiliados rusos. Periodistas, empresarios, escritores, blogueros, homosexuales y opositores han abandonado Rusia durante los últimos 20 años. Todos tienen algo en común: no pueden o no piensan volver hasta que el presidente ruso, , deje el poder.

"Yo no me exilié voluntariamente. Esperaron a que hiciera un viaje de trabajo para cerrarme la frontera", comentó desde Nueva York Iliá Ponomariov, el único diputado de la Duma rusa que votó en contra de la anexión de Crimea.

Unos se marcharon por motivos políticos, otros perseguidos por la Justicia o los servicios secretos, algunos amenazados y muchos de ellos hastiados por la involución democrática vivida por el país desde que Putin regresara al Kremlin en el 2012.

El único diputado que votó en contra de la anexión de Crimea

Ponomariov, al que le privaron del acta de diputado, congelaron las cuentas y acusaron de malversación tras oponerse a la anexión de la península, rehízo su vida en Ucrania, donde ahora trabaja atrayendo inversiones de Estados Unidos.

"Primero hubo un retroceso democrático con la restricción de las libertades y la persecución de la oposición. Ahora, con la dramática caída de los ingresos y el estancamiento, también se ha disparado la emigración económica", señaló.

Destaca que son muchos los emprendedores que están emigrando porque no ven futuro en la de Putin. Es el caso de Pável Dúrov, el fundador de la red social VKontakte -el Facebook ruso- y la plataforma de mensajería Telegram.

Considerado un gurú de las nuevas tecnologías, Dúrov tuvo que exiliarse en Londres en el 2014 ante las presiones de los servicios de seguridad para que revelara información sobre los grupos opositores que usaban sus herramientas.

El momento más álgido del exilio ha coincidido con la corriente de fervor patriótica que embargó a los rusos tras la reunificación con Crimea (2014), acontecimiento histórico que proscribió la discrepancia e hizo a muchos rusos replantearse su futuro.

La periodista más crítica con el Kremlin

Desde el asesinato de Anna Politkóvskaya en el 2006, ella es considerada la periodista más crítica con el . Es Yulia Latínina, columnista del periódico “Nóvaya Gazeta” que se exilió en el 2017 con su familia en un lugar desconocido después de ser atacada en varias ocasiones y ser incluida en una lista negra por sus ataques a Putin.

"Son ya dos millones las personas que han emigrado desde que Putin llegó al Kremlin. La tendencia ha cambiado en los últimos años. Ahora emigran muchos hombres de negocios y gente joven que quiere vivir en libertad. Rusia ha perdido mucha gente y mucho dinero con el exilio", explicó.

Acusa a Putin de recurrir a las fuerzas de seguridad para reprimir la disidencia dentro del país, como ocurrió en verano con las protestas antigubernamentales en Moscú, y a los servicios secretos para desestabilizar a Occidente, desde Estados Unidos a Montenegro.

"Putin es un dictador, el capitán de un barco que se hunde. Está arruinando la economía del país. No lo quiere reconocer y por eso idea esos esquemas geopolíticos, esos castillos de arena en Siria o el Donbás. Es la única forma que tiene de recuperar el prestigio perdido", subrayó.

El presentador exiliado en Ucrania

Mientras Latínina no ha roto del todo sus vínculos con Rusia, el antaño presentador más famoso del país, Yevgueni Kiseliov, recibirá en breve la ciudadanía ucraniana.

"No pienso volver. Le recuerdo que no pocos disidentes soviéticos volvieron en 1991 y tuvieron que irse de nuevo decepcionados con lo que vieron", aseguró desde Kiev.

Kiseliov, cuyo canal independiente NTV fue cerrado poco después de que Putin arribara al Kremlin (2000), se exilió hace más de una década, pero recuerda vivamente la "vergüenza" que sintió cuando leyó en Nueva York la noticia del derribo del avión malasio con 300 pasajeros en el Donbás en el 2014.

"Me abrieron un caso penal por apoyar el terrorismo. Ahora, soy una especie de enemigo del pueblo", apuntó Kiseliov, quien ha trabajado en los últimos años en la televisión ucraniana.

Compara a Rusia con la "España franquista" o la "Italia de Mussolini", ya que el caudillo de turno -en este caso Putin- es adorado por las masas como el salvador de la patria y gran parte del pueblo apoya la represión policial.

"Yo veo que las cosas están aún peor que cuando vivía allí. A mí Putin nunca me la jugó. En cuanto hablé con él por primera vez me di cuenta de que era un 'chekista' (policía secreta soviética) típico, un peligro para la sociedad. El problema es que Putin ha ido a peor. Mi impresión es que es un viejo loco", asegura.

El escritor más popular de Rusia

La fiebre del "Krim-nash" (Crimea es nuestra) también convenció a Boris Akunin, el escritor ruso más popular en los últimos 20 años, de que había llegado la hora de partir.

Desde entonces, Akunin, que ya tuvo problemas en el 2006 por su origen georgiano, se ha dedicado a escribir la milenaria historia de Rusia en varios tomos, que él llama "instrucciones de uso" del país.

Akunin no irá más allá de 1917, ya que, como comentó en su momento, es el único medio de evitar la subjetividad histórica a la hora de valorar la Revolución Bolchevique, que él considera el origen de todos los males de la Rusia actual.

También tuvieron que exiliarse el otrora hombre más rico de Rusia, Mijaíl Jodorkovski, que abandonó el país tras ser indultado por Putin tras diez años en prisión, jóvenes activistas opositores o los homosexuales perseguidos por las autoridades chechenas.