El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, hizo una gran apuesta cuando violó las normas internacionales al enviar a la policía a irrumpir en la embajada de México. Hasta ahora, su decisión le está dando sus frutos.
La policía allanó el edificio la noche del viernes para detener a Jorge Glas, un exvicepresidente condenado por corrupción al que se le había concedido asilo. México cortó relaciones diplomáticas, mientras que Estados Unidos y todos los principales países de América Latina condenaron el hecho.
Pero a pesar de la indignación mundial, la medida fue bien recibida por muchos en el país, y el encuestador Álvaro Merchante dijo que hay más apoyo que desaprobación por el allanamiento. El país también apuesta a que México no podrá tomar represalias fácilmente y Estados Unidos será reacio a correr el riesgo de desestabilizar a Ecuador, que lidia con una crisis económica y otra de seguridad, cortando la ayuda.
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Noboa, de 36 años, ha estado luchando contra la creciente violencia del narcotráfico en Ecuador, que se ha transformado en un Estado casi fallido, con tasas de homicidio que se han sextuplicado en los últimos cinco años. El presidente, que probablemente se postule a la reelección el próximo año, ha pedido a los votantes que respalden medidas contra la delincuencia y reformas económicas en una consulta popular que se realizará el 21 de abril, y las encuestas sugieren que las medidas económicas serán difíciles de aprobar.
El enfrentamiento podría dar a Noboa un impulso en las encuestas antes del referéndum, según Sebastián Hurtado, jefe de la consultora de riesgo político Profitas en Quito.
“La mayoría de la gente aquí quiere ver acciones fuertes y gente tras las rejas”, dijo Hurtado.
“Opciones limitadas”
La policía ecuatoriana irrumpió en la embajada horas después de que México concediera asilo político a Glas, donde se encontraba refugiado desde diciembre. Las autoridades judiciales habían emitido una orden de detención en su contra después de que la Fiscalía General difundiera mensajes de chat que sugerían que un narcotraficante sobornó a un juez para obtener la liberación anticipada de Glas en noviembre de una condena de prisión por corrupción.
Glas ha dicho que los casos en su contra son persecución política. Tras el allanamiento, fue trasladado a un penal de Guayaquil.
México, que tiene una larga tradición de conceder asilo, incluso al revolucionario soviético León Trotsky y al derrocado líder boliviano Evo Morales, sacó a sus diplomáticos de Quito y dijo que presentaría una denuncia contra Ecuador ante la Asamblea General de la ONU y ante la Corte Internacional de Justicia. La secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, dijo a los periodistas el domingo que nunca había ocurrido nada parecido al asalto de Quito en la historia de la nación.
Aun así, la reacción de México consistirá principalmente en “mucha retórica”, dijo Gabriel Silva, exembajador de Colombia en Washington. “Las opciones mexicanas son muy limitadas”, añadió.
Los dos países tienen modestos vínculos comerciales formales, aunque las pandillas de Ecuador son importantes proveedores de cocaína de los cárteles más grandes de México.
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Acuerdo con el FMI
El aparente aislamiento de Ecuador no es significativo, dijo Hernán Pérez Suelto, exembajador de Ecuador ante las Naciones Unidas. “En una semana estaremos hablando de otra cosa, y no tenemos lazos comerciales importantes con México”.
Aun así, Ecuador necesita conservar la buena voluntad internacional mientras busca un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. El país también es el segundo mayor receptor de ayuda de seguridad estadounidense en América Latina, después de Colombia, y la creciente violencia relacionada con el narcotráfico alarma a Washington.
“Es probable que todavía sea posible alcanzar un acuerdo con el FMI, pero las tensiones diplomáticas podrían al menos retrasar el proceso y los riesgos de ejecución de un posible programa podrían ser mayores”, dijo Alejandro Arreaza, economista de Barclays, en un mensaje escrito.
Tras la redada, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió un comunicado en el que condenaba la violación de la Convención de Viena y añadía que “se toma muy en serio” el respeto a las misiones diplomáticas. Pidió a México y Ecuador que resolvieran el asunto siguiendo las normas internacionales, según una declaración del portavoz Matthew Miller, quien añadió que Estados Unidos valora a ambos países como socios.
La respuesta relativamente comedida de la Administración Biden se produce en un momento en que intenta presionar a Ecuador para que frene la oleada migratoria antes de las elecciones presidenciales de este año, que son críticas. Los ecuatorianos son ahora la segunda nacionalidad más importante entre los viajeros que atraviesan el Tapón del Darién camino de Estados Unidos.
“Habrá muchas declaraciones airadas y severas, pero ningún precio real”, dijo James Bosworth, fundador de Hxagon, una empresa de análisis de riesgo político que cubre los mercados emergentes.
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