La cumbre del clima de Bakú (COP29) arrancó este lunes entre las presiones del Sur Global para reforzar los compromisos de financiación y la incertidumbre ante la ambición climática de Estados Unidos tras la elección de Donald Trump, así como por ausencias destacadas, como la del presidente estadounidense Joe Biden.
La capital azerí acogerá en las próximas dos semanas las negociaciones climáticas tras las que se espera que cerca de 200 países fijen un nuevo objetivo colectivo y cuantificado de financiación con el que costear la acción climática, una meta especialmente importante para el mundo en desarrollo.
Como en cada cumbre del clima de la ONU, se espera que los líderes mundiales acudan a Bakú este martes para comparecer públicamente.
El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, es uno de los cerca de 90 líderes que confirmaron su asistencia.
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Este año, no obstante, son más destacables las ausencias, y que no asistirá ni el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, ni su sucesor, Donald Trump; como tampoco lo harán el ruso Vladimir Putin, el chino, Xi Jinping, o el de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva.
Declinaron asimismo acudir a la COP29 el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen; mientras que el colombiano Gustavo Petro tuvo que cancelar su visita dada la emergencia climática por inundaciones en su país.
La elección de Trump en Estados Unidos –quien, durante su mandato entre 2017 y 2021, ejecutó la salida del país del Acuerdo de París– sembró dudas sobre la ambición de Estados Unidos en un momento crítico para la diplomacia climática, y en un foro internacional en el que esa potencia cobra especial relevancia, como mayor emisor histórico de gases invernadero.
John Podesta, el principal asesor para el clima de la Administración de Biden, aseguró que es “evidente” que Trump intentará “revertir” los avances climáticos, pero mostró confianza en que la transición hacia la energía limpia prevalecerá.
Preguntado sobre cómo “blindar” la política climática del impacto de Trump, Podesta se refirió a las inversiones ligadas a la Ley de Reducción de la Inflación estadounidense y aseguró que su equipo “en Washington está trabajando duro para solidificar” los compromisos financieros.
Para febrero de 2025, los países deben actualizar sus planes nacionales para la reducción de emisiones, a fin de alinear estos compromisos con el objetivo del Acuerdo de París: no superar el umbral de 1.5 ºC de calentamiento global respecto a la temperatura media del planeta en la época preindustrial.
A estas alturas, el mundo ya se ha calentado de media 1.3 ºC respecto a ese periodo. Y el 2024 va camino de ser el año más cálido jamás registrado, según avanzó este lunes la Organización Meteorológica Mundial, las emisiones de gases invernadero siguen en aumento y aún hay países, entre ellos Azerbaiyán –anfitrión de la cumbre– que prevén expandir su producción de combustibles fósiles.
Así, los estados tendrán que reforzar la confianza en la multilateralidad, incidieron los analistas, y en las promesas de financiación por parte del Norte Global; pues países como Colombia enfatizaron su voluntad de transitar hacia un modelo energético libre de petróleo, gas y carbón, pero recalcaron la necesidad de acceder a los fondos e inversiones que les permitan llevar a cabo ese cambio.
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En la inauguración, el presidente de la conferencia mundial, Mukhtar Babayev, advirtió que “vamos de camino a la ruina” del planeta, y aseveró que, si no se pone freno al problema, “nos llevará a un calentamiento de tres grados”, lo que provocaría una situación “catastrófica” para millones de personas.
No se trata esta crisis de un problema futuro sino presente, aseguró el presidente de la COP29; y las evidencias lo demuestran, dijo: desde las recientes inundaciones en España, hasta los incendios forestales en Australia o la subida de las aguas de los océanos.
Con la ausencia de Macron y la de Scholz, la representación del jefe del ejecutivo español en esta cumbre, y especialmente tras las inundaciones de Valencia, un reflejo del “liderazgo” que España puede demostrar en la cumbre, alegaron los expertos en diplomacia climática en un encuentro con periodistas.
Así lo consideraron los analistas de diferentes países a nivel global, que lamentaron las consecuencias climáticas que “ya están aquí”, mencionando el desastre natural valenciano, y recalcaron el papel de España para liderar una transición energética justa, y facilitar una meta de financiación a la altura de lo que exige el mundo en desarrollo.
Para acoger este multitudinario evento, que alojó el estadio olímpico de Bakú, la ciudad amaneció convertida en una fortaleza inexpugnable, con extraordinarias medidas de seguridad que colapsaron el centro de la capital azerí.
Las autoridades cerraron el tráfico en la Avenida Gueidar Aliyev -padre del actual presidente azerbaiyán, Ilham Aliyev-, donde se encuentra el estadio olímpico.
Como estas medidas sin precedentes se prolongarán durante 72 horas, muchos bakuenses optaron por abandonar durante varios días la ciudad para evitar molestias innecesarias.
La cumbre climática también obligó a cerrar las principales calles del centro de Bakú, donde se encuentran los hoteles que acogen a los jefes de Estado y de Gobierno.
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