A Tricolor dealership in Houston
A Tricolor dealership in Houston

Según Daniel Chu, fue “la p... cosa más estúpida que había oído en su vida”. Así describió el fundador de Tricolor Holdings, en una llamada grabada en secreto en agosto, el error que finalmente expuso lo que las autoridades alegan fue un fraude de más de US$ 1,000 millones.

A Ameryn Seibold, uno de los principales lugartenientes de Chu, se le encomendó manipular los datos de Excel que la empresa de préstamos automotrices subprime enviaba regularmente a sus financiadores, haciendo que miles de créditos morosos parecieran estar al día. Pero en otra columna donde figuraban los saldos pendientes de los préstamos, Seibold no redujo los números, dejando una evidente discrepancia, según los cargos federales revelados el miércoles.

¿Cómo pudo Seibold “hacer esto y no pensar que el saldo tiene que reducirse”?, dijo Chu.

La explicación de Seibold solo subrayó la magnitud del desastre. Dijo que había estado arrastrando unos 8,000 préstamos castigados en múltiples líneas de financiamiento “desde hacía mucho tiempo”, y que no podía reducirlos todos de una vez sin obligar a la ya muy golpeada empresa a registrar millones de dólares en reembolsos, según la acusación. “Estoy haciendo lo que pensé que necesitábamos”, declaró.

La discrepancia finalmente fue detectada no por reguladores ni auditores, sino por un analista junior de Waterfall Asset Management, uno de los prestamistas de Tricolor, según informó previamente Bloomberg, lo que desencadenó su espiral hacia la bancarrota apenas semanas después.

La acusación de 20 páginas describe un fraude de enorme alcance pero sorprendentemente burdo en su ejecución, basado en poco más que hojas de cálculo manipuladas y la esperanza de que nadie investigara mucho. Que el engaño durara tanto —los fiscales alegan que comenzó alrededor de 2018— y engañara a algunos de los mayores prestamistas de Estados Unidos ha convertido el colapso en uno de los relatos aleccionadores que circulan últimamente en Wall Street.

Es asombroso que esto presuntamente haya continuado durante años y solo saliera a la luz porque alguien cometió un error tonto”, dijo Avinand Jutagir, gestor de portafolios en Curasset Capital Management. “Quizás la gente no lo sepa, pero decenas de miles de millones de dólares en bonos pueden depender de simples archivos de Excel”.

Chu, contactado por mensaje de texto, declinó hacer comentarios, al igual que un abogado de Seibold, quien se declaró culpable de fraude en una acusación separada. Waterfall y otros acreedores de Tricolor, incluidos JPMorgan Chase & Co., Barclays Plc y Fifth Third Bancorp, tampoco quisieron hacer declaraciones.

Desde el momento en que los prestamistas de Tricolor detectaron las discrepancias en los datos, la crisis desencadenó una oleada de llamadas de alto riesgo entre los principales ejecutivos de la compañía. Algunas fueron grabadas en secreto por uno o varios participantes, capturando una mezcla de pánico, acusaciones mutuas y una frenética estrategia a medida que se ponía de manifiesto la magnitud del problema.

A fines de agosto, Chu estaba planificando con otros ejecutivos de Tricolor, incluido el coacusado David Goodgame y Jerome Kollar, cómo llegar a un acuerdo con JPMorgan, que ya había retirado su línea de crédito, según el documento de acusación. Durante la llamada, Chu comparó el colapso de Tricolor con Enron, el gigante energético derribado por fraude contable. Incluso habló de la idea de culpar a los bancos por presuntamente ignorar señales de alerta, una amenaza que esperaban usar como palanca.

Enron suena bien, ¿no?”, dijo Chu. “Enron les sube la presión a los prestamistas cuando ven eso”, agregó.

Al ser contactado el miércoles, Arnold Spencer, abogado de Goodgame, dijo que “este es un modelo de negocio complejo y una organización empresarial compleja. Esperamos explicar en la corte el rol del Sr. Goodgame en el negocio”. Un abogado de Kollar, quien también se declaró culpable de cargos de fraude, declinó comentar.

En otra llamada de agosto con la dirección de Tricolor, Chu recordó una conversación con un representante del prestamista que originalmente descubrió las discrepancias en los datos de Tricolor, según los cargos.

‘Mire, si estuviéramos tratando de cometer fraude, no seríamos tan estúpidos como para mantener los mismos saldos ahí… Nadie sería tan estúpido’”, recordó decir Chu, señalando que el representante del prestamista le respondió: “‘tiene razón’”.

Los ejecutivos de Tricolor “se rieron en respuesta”, según la acusación.

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