Bajo promesas ambiciosas de cambios sociales y económicos, este domingo Gustavo Petro ganó la presidencia de Colombia, convirtiéndose en el primer izquierdista en llegar al primer cargo de elección popular en un país históricamente conservador y gobernado por líderes de derecha y centroderecha.
El candidato del izquierdista Pacto Histórico, un economista de 62 años que fue senador, alcalde de Bogotá y perteneció a la desmovilizada guerrilla del M-19, obtuvo el 50.4% de los votos, superando al excéntrico empresario de la construcción Rodolfo Hernández, quien alcanzó un 47.2%, con el 99.25% de las mesas contadas por la autoridad electoral.
Petro propone reformas económicas y sociales para combatir la pobreza, la desigualdad y la exclusión que cautivaron a millones de pobres, aunque despiertan temor entre los empresarios y los mercados financieros.
“Por fin, gracias Dios mío. Yo sé que va a ser un buen presidente y nos va a ayudar a los menos favorecidos, esto va a cambiar para bien”, dijo Alejandro Forero, un discapacitado y desempleado de 40 años, mientras lloraba en su silla de ruedas en un coliseo de Bogotá en donde se reunieron los seguidores de Petro.
El presidente electo se comprometió en campaña a iniciar una negociación de paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), a implementar el acuerdo de paz del 2016 con la desmovilizada guerrilla de las FARC, incluidas las disidencias que regresaron a la lucha armada, y a buscar el sometimiento de las bandas criminales implicadas en el narcotráfico.
El país aún está inmerso en un conflicto interno de casi seis décadas que ha dejado 260,000 muertos, pese al acuerdo de paz que permitió que 13,000 integrantes de las FARC dejaran las armas, se reintegrarán a la vida civil y formarán un partido político.
No obstante, Petro deberá buscar alianzas en el Congreso para impulsar las reformas económicas y sociales con las que se comprometió, debido a que no cuenta con una mayoría pese la buena votación que logró la izquierda en los comicios legislativos de marzo.
“Hoy voté por mi hija, hace dos semanas le celebré sus 15 años y me pidió solo un regalo, que votara por Petro, ya que ella no podía. Nunca voto, pero es el regalo para la mujer que me da fuerzas para levantarme todos los días a luchar”, dijo a Reuters Pedro Vargas, un guardia de seguridad de 48 años.
“Ojalá este hombre le cumpla las expectativas a mi hijita, que tiene mucha fe en sus promesas”, agregó Vargas, quien votó en un centro electoral del occidente de Bogotá.
Presidente tras dos intentos fallidos
La elección de Petro, luego de dos intentos fallidos, suma a Colombia -con 50 millones de habitantes- a otros países de América Latina, como Chile, México y Perú en los que gobiernan líderes de izquierda.
“Estamos a un paso de lograr el cambio real que hemos esperado toda la vida”, dijo Petro en su cuenta de Twitter antes de las elecciones. “No hay dudas, solo certezas. Vamos a hacer historia”.
El derrotado Hernández prometía recortar los gastos del Estado, combatir la corrupción para obtener los recursos necesarios destinados a financiar sus programas económicos y sociales, así como un plan para entregar drogas gratis a los adictos y desestimular el narcotráfico.
El polémico millonario, de 77 años y que hizo su fortuna en el sector de la construcción, enfrenta una investigación por supuestamente haber intervenido en la adjudicación de un contrato de manejo de basuras mientras fue alcalde de la ciudad de Bucaramanga.
Aunque el contrato no se firmó, buscaba beneficiar a una empresa y a uno de sus hijos que habría hecho lobby a favor de la compañía, según testigos.
El empresario, ajeno a los partidos políticos tradicionales y que se hizo famoso por sus apariciones en la red TikTok, niega las acusaciones.
Unos 300,000 efectivos de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional vigilaron las elecciones y protegieron más de 12,500 puestos de votación para contrarrestar eventuales ataques de los grupos armados ilegales.
El ministro de Defensa, Diego Molano, dijo que se inició una investigación para esclarecer el asesinato de un testigo electoral en el municipio de Guapi, en el departamento del Cauca, en el suroeste del país.