Los imperios ruso y británico se disputaron Afganistán en el siglo 19, y Estados Unidos y la Unión Soviética en el 20.
A medida que los talibanes se hacen con el control del estratégico país mediterráneo, el nuevo tablero tiene a Pakistán en control, con su aliado China buscando cimentar su influencia en la región.
Pakistán mantiene fuertes vínculos con los talibanes y ha sido acusado de apoyar al grupo islamista en su lucha contra el gobierno de Kabul, que era respaldado por Estados Unidos, unas acusaciones que Islamabad niega. Cuando los talibanes tomaron Kabul la semana pasada, el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, dijo que los afganos habían roto los “grilletes de la esclavitud”.
Mientras los talibanes celebran debates para decidir su modelo de gobierno, medios de comunicación han dicho que algunos funcionarios pakistaníes han estado involucrados.
Un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores en Islamabad dijo que Pakistán quería un acuerdo político amplio en Afganistán que garantizara la paz y la estabilidad en la región, pero añadió que el “papel clave sigue siendo de los afganos”.
China, que no ha intervenido en Afganistán pero que mantiene una sólida alianza con Pakistán, ha tendido una rama de olivo a los talibanes, atraída por la riqueza mineral del país, incluidas sus grandes reservas de litio, un componente clave para los vehículos eléctricos.
Pekín también está estudiando la posibilidad de mejorar la seguridad de su estrecha ruta terrestre a través de las montañas del Karakórum hacia Pakistán.
Y luego está India, el viejo enemigo de Pakistán, que lleva más de un año enzarzado en un enfrentamiento militar con China en su disputada frontera.
India fue uno de los principales defensores del régimen derrocado en Kabul y, a medida que tanto Pakistán como China se convierten en actores clave en el Afganistán gobernado por los talibanes, el nerviosismo de Nueva Delhi aumenta.
Sin embargo, China afirma que su principal objetivo al tender la mano a los talibanes es proteger su región occidental de Xinjiang de los militantes del Movimiento Islámico del Turquestán Oriental (ETIM) contrarios a Pekín, que podrían buscar refugio en Afganistán.
“Si bien Pakistán podría estar pensando en aprovecharse de Afganistán contra India, no es necesariamente el caso de China”, dijo Zhang Li, profesor de estudios del sur de Asia en la Universidad de Sichuan.
“La principal preocupación de China ahora es que los talibanes formen un régimen incluyente y moderado para que el terrorismo no se extienda a Xinjiang y a la región. Cualquier otro cálculo además de eso está por verse”.
El gobierno estadounidense afirma que ETIM ya no existe como organización formal y que, en cambio, es una calificación amplia que China usa para oprimir a diversos grupos étnicos musulmanes, incluidos los uigures, en su región de Xinjiang. China niega todas las acusaciones de abusos.
China ha ofrecido la posibilidad de proporcionar las dos cosas que los talibanes necesitan para gobernar Afganistán: el reconocimiento diplomático y la muy necesaria ayuda económica y de infraestructuras, dijo Brahma Chellaney, profesor de estudios estratégicos en el Centro de Investigación Política de Nueva Delhi.
“Una China oportunista seguramente aprovechará la nueva apertura para hacer incursiones estratégicas en un Afganistán rico en minerales y profundizar su penetración en Pakistán, Irán y Asia Central”, señaló.
Recuerdos amargos
En Pakistán, el malestar de India por el giro de los acontecimientos ha sido muy celebrado, según Raza Ahmad Rumi, comentarista político que enseña en el Ithaca College de Nueva York.
Los dos países se han enfrentado en tres guerras desde que se convirtieron en naciones independientes cuando se dividió el subcontinente en 1947.
“El júbilo en Pakistán que se vio en las redes sociales y en las pantallas de televisión estaba relacionado en gran medida con la pérdida de influencia india, ya que los círculos políticos convencionales consideraban los estrechos vínculos de (el presidente afgano Ashraf) Ghani con India como una amenaza”, dijo Rumi.
India guarda un amargo recuerdo de la anterior etapa de los talibanes en el poder, de 1996 al 2001, y de los vínculos del grupo con Pakistán.
Un avión de Indian Airlines fue secuestrado en 1999 y acabó aterrizando en Kandahar, en el sur de Afganistán. Nueva Delhi liberó a tres militantes paquistaníes de alto rango que estaban en sus cárceles a cambio de la devolución de los pasajeros y los talibanes permitieron que los secuestradores y los prisioneros liberados fueran a Pakistán.
“Nuestra posición actual es la de ajustarnos a la realidad. Tenemos que jugar a largo plazo en Afganistán. No tenemos una frontera contigua, pero tenemos intereses allí”, señaló Jayant Prasad, antiguo embajador indio en Kabul.
El año pasado, cuando los talibanes se convirtieron en una fuerza dominante y se iniciaron las negociaciones con la mediación de Estados Unidos en Doha, los diplomáticos indios abrieron una línea con el grupo, según fuentes diplomáticas de Nueva Delhi.
“Estamos hablando con todas las partes interesadas”, dijo una de ellas, pero no quiso entrar en los detalles de las conversaciones. Se ha criticado en el país que India puso todos los huevos en el gobierno de Ghani cuando el propio Estados Unidos había iniciado conversaciones con los talibanes.
No apurarse
Aun así, India, como actor económico importante, puede resultar atractiva para los talibanes, que buscan evitar una dependencia excesiva de China, indicó la fuente.
India tiene proyectos de desarrollo en cada una de las 34 provincias de Afganistán, pequeñas y grandes, incluido el edificio del Parlamento en Kabul que construyó, y que fue invadido por talibanes armados después de arrasar la ciudad la semana pasada.
Myra MacDonald, autora de tres libros sobre el sur de Asia y antigua periodista de Reuters, dijo que, aunque la toma de posesión por parte de los talibanes fue un revés para India, no fue el fin del juego para Nueva Delhi.
“No se trata de una repetición del pasado. Todo el mundo va a ser mucho más cuidadoso esta vez a la hora de dejar que el terrorismo islamista en Afganistán explote como en los días anteriores al 11-S”.
“Además, en términos relativos, India es esta vez mucho más fuerte económicamente que Pakistán”, manifestó.
Un alto miembro de los talibanes comentó que el empobrecido Afganistán necesita ayuda de los países de la región, incluido Irán, así como de Estados Unidos y Rusia.
“Esperamos que nos ayuden, que apoyen a nuestro pueblo, especialmente el sector sanitario y sobre todo el sector empresarial y el minero”, dijo Waheedullah Hashimi, que tiene acceso a la toma de decisiones del grupo. “Nuestro trabajo es convencerles de que nos acepten”, agregó.