Chile inició el miércoles negociaciones para definir un itinerario que concluya con la presentación de otro proyecto constitucional al electorado, que hace tres días rechazó contundentemente una primera propuesta para una nueva carta magna que no logró consensos.
Las negociaciones buscan un acuerdo político transversal que concluya con el reemplazo de la actual constitución, impuesta por la pasada dictadura militar en el país sudamericano (1973-1990).
“Esperamos que este acuerdo se genere lo antes posible, pero que sea un buen acuerdo para Chile”, dijo el líder del Senado, Álvaro Elizalde, quien junto a su par de la Cámara de Diputados, Raúl Soto, fueron los anfitriones en el Congreso de la primera reunión con dirigentes políticos. Los encuentros seguirán el lunes e incluirán a representantes de la sociedad civil.
La ministra de la Presidencia, Ana Lía Uriarte, quien participó en la reunión, declaró que el gobierno “va a acompañar el proceso” para cumplir con el anhelo de los chilenos de tener otra constitución.
La víspera el presidente chileno Gabriel Boric reorganizó su gabinete y sustituyó a cinco de sus 24 ministros tras la fuerte derrota electoral del domingo, cuando el 62% del electorado rechazó una propuesta constitucional redactada por una convención, cuyo texto contenía una gran variedad de inéditos derechos, especialmente relacionados con los pueblos originarios. La propuesta fue apoyada por un 38% de sufragios. Además, anticipó el inicio de las gestiones para definir un nuevo itinerario constitucional con el Congreso.
Todos los participantes en el encuentro del miércoles coinciden en que Chile debe tener una nueva carta magna, decisión que tomó el 78% del electorado en el 2020.
Entre los puntos por definir en las negociaciones están si la escribirá una convención electa parcial o totalmente, si serán electos por voto obligatorio o voluntario, qué plazo tendrá para redactarla y cuántos miembros tendrá. Sólo el Partido Republicano, de extrema derecha, opina que hay que volver a preguntar a los chilenos si aún quieren otra carta magna.