México enfrenta su recesión más profunda en décadas y prominentes inversionistas creen que pronto podría seguir los pasos de la petrolera estatal Pemex al ver su calificación crediticia relegada a territorio “basura” a medida que avanza la epidemia del coronavirus.
Perder el grado de inversión, que la segunda mayor economía de América Latina ha tenido durante casi dos décadas, sería un duro golpe para el presidente, Andrés Manuel López Obrador.
"La pérdida del grado de inversión es un riesgo real y cada vez más en la cabeza de los inversionistas", afirmó Luis Gonzali, gerente de cartera del administrador de activos Franklin Templeton.
"Podría ser el gran evento que defina el sexenio de López Obrador. Esperaríamos que exista una fuga de capitales rápida e importante, de magnitudes nunca antes vista", agregó.
Analistas de JP Morgan dijeron que la gran presencia de México en los principales índices de bonos con grado de inversión exacerbaría la escala de venta forzada si se convierte en un “ángel caído”, como se les distingue a aquellas compañías o países que pierden el grado de inversión.
Las tres principales agencias ya han rebajado la calificación crediticia de México este año.
Analistas de JP Morgan escribieron en una nota que un estimado de US$ 44,300 millones de deuda mexicana está en riesgo de venta forzada en caso de un recorte a basura.
De acuerdo con la firma, alrededor de US$ 4,500 millones de ese total son bonos corporativos, señalando que una rebaja soberana hace que sea más difícil para las empresas mantener una calificación de grado de inversión.
Gonzali estimó que la etiqueta basura inicialmente podría aumentar los costos de endeudamiento para el gobierno mexicano hasta 300 puntos básicos.
México fue durante mucho tiempo un favorito de los inversores, ya que nombró tecnócratas entrenados en Estados Unidos en sintonía con las preferencias de Wall Street para reducir el papel del Estado en la economía.
Las decisiones políticas de López Obrador, que incluyen la cancelación de proyectos de infraestructura de miles de millones de dólares y la renegociación de contratos de energía, han erosionado aún más la confianza.
Las preocupaciones también están creciendo dentro de la Secretaría de Hacienda, donde un funcionario dijo que es probable que haya nuevas rebajas con un posible recorte a basura a principios del próximo año.
"Las perspectivas para la deuda soberana de México son muy negativas", se lamentó el funcionario, quien habló bajo condición de anonimato. "El problema es que ahora hay una crisis de confianza en la política del gobierno", añadió.
Analistas de JP Morgan estimaron que una rebaja a calificación especulativa podría ocurrir a fines del próximo año o principios del 2022. Citaron, entre otros factores, el bajo crecimiento, un lento progreso en la diversificación de la base impositiva y una débil respuesta a la pandemia de coronavirus.
Los inversores ya califican los bonos soberanos mexicanos de manera similar a basura, con los diferenciales a los bonos del Tesoro de Estados Unidos en aumento.
El diferencial se ha movido "al rango de precios de un valor en la cúspide de la rebaja a un alto rendimiento", dijo Andrew Stanners, director de inversiones del administrador de activos Aberdeen Standard.
Carlos Serrano, economista del banco BBVA, señaló que el mercado valoraba la última emisión de bonos soberanos de México a un nivel similar al de Paraguay con calificación basura.
México emitió en abril US$ 2,500 millones con un rendimiento al vencimiento de 5%, mientras que Paraguay emitió US$ 2,000 millones con una tasa de 4.95%.
Pero no todos creen que una rebaja es inevitable. "La decisión de no ser fiscalmente expansivo podría ser rentable si conseguimos una recuperación muy rápida", dijo Stanners, refiriéndose a la falta de gasto público para compensar el impacto económico de la pandemia.
“Significará que la posición fiscal no se ha erosionado tan severamente como en otros países y podría evitar que las calificaciones bajen a un alto rendimiento”.