La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) instó este jueves a los responsables políticos europeos a acelerar el despliegue de las condiciones necesarias para hacer posible la movilidad de cero emisiones, ya que “no hay tiempo que perder” tras el acuerdo alcanzado hoy de prohibir la venta de vehículos y furgonetas nuevos con motor de combustión para el 2035.
“Esta decisión de gran alcance no tiene precedentes”, declaró el presidente de ACEA, Oliver Zipse, director General también del fabricante automovilístico alemán BMW.
Destacó que el acuerdo logrado esta noche entre las tres principales instituciones de la Unión Europa (Consejo, Parlamento y Comisión) significará que la UE “será ahora la primera y única región del mundo en ser totalmente eléctrica” de aquí a 13 años.
“La industria automovilística europea está a la altura del reto de ofrecer estos coches y furgonetas de emisiones cero”, aseguró Zipse, quien abogó por “ver reflejadas en las políticas de la UE las condiciones marco que son esenciales para cumplir este objetivo”.
El director de BMW citó, entre ellas, “la abundancia de energías renovables, una red de infraestructuras de recarga públicas y privadas sin fisuras y el acceso a las materias primas”.
El año pasado uno de cada cinco coches nuevos vendidos en la UE era eléctrico y para el 2030 se prevé que esta cifra aumente a tres de cada cinco coches, lo que sitúa a la UE por delante de todas las demás regiones del mundo, según ACEA, que está dispuesta a colaborar para hacer frente a los retos sociales e industriales de esta transformación.
“Ahora debemos trabajar juntos en políticas que garanticen el acceso a las materias primas necesarias para la e-movilidad, hagan que los coches eléctricos sean productos asequibles para el mercado de masas, mitiguen las consecuencias negativas para el empleo y permitan a los ciudadanos europeos cargar su vehículo eléctrico de forma rápida y sencilla”, declaró la directora general de ACEA, Sigrid de Vries.
ACEA destacó que Europa necesita crear cadenas de suministro resistentes, especialmente en lo que respecta a piezas críticas como las baterías y las materias primas, ya que de lo contrario los fabricantes europeos se encontrarán en una situación de gran desventaja con respecto a sus homólogos de otras regiones, sobre todo teniendo en cuenta el aumento de los precios de la energía.
Por ello, los miembros de la ACEA reclamaron una revisión provisional “sólida y significativa” de la normativa sobre el CO2, ya que aseguraron que será esencial para evaluar si se han hecho suficientes progresos en la evolución del mercado, el despliegue de infraestructuras, la disponibilidad de materias primas y la asequibilidad.
Precisamente, la asequibilidad corre el riesgo de convertirse en un obstáculo mayor, ya que la inflación va en aumento y el precio de las baterías se ha incrementado por primera vez en más de una década, advirtieron los fabricantes europeos.
Por lo tanto, instaron a los responsables políticos a que se ocupen también de las emisiones del actual parque de vehículos en circulación y valoraron que el acuerdo final incluya referencias al posible papel futuro de los combustibles renovables en el sector del transporte.
“Creemos que la apertura tecnológica sigue siendo esencial para mantener la agilidad para responder a las diferentes necesidades y adaptarse a las circunstancias cambiantes. Como demuestra la actual crisis energética, la diversificación es esencial para mejorar la resistencia de Europa”, dijo De Vries.
La ACEA representa a los 16 principales fabricantes europeos de automóviles, furgonetas, camiones y autobuses.