Una sequía en Brasil que sucede “una vez cada 100 años” y que ha hecho bajar drásticamente el nivel del río Paraná en Argentina, la principal vía de salida de las exportaciones agrícolas argentinas, afectando los embarques del país austral, continuaría el año que viene, dijeron meteorólogos.
Argentina es el tercer proveedor mundial de maíz y el primer exportador de harina de soja para la alimentación del ganado, utilizada para engordar cerdos y aves de corral desde Europa hasta el sudeste asiático.
Las exportaciones agrícolas son la principal fuente de las divisas que Argentina urgentemente necesita para reforzar sus reservas del banco central, mermadas por una recesión de tres años de duración.
El sur de Brasil, donde nace el río Paraná, lleva tres años de sequía. Esto ha hecho caer al Paraná a su nivel más bajo en casi 77 años en el polo agroportuario argentino de Rosario, ubicado sobre el río, donde se embarcan cerca del 80% de las exportaciones agrícola y agroindustriales del país.
“Se trata de un acontecimiento que ocurre una vez cada cien años. Ese es el tipo de frecuencia que estamos viendo”, dijo Isaac Hankes, analista meteorológico de Refinitiv, negocio financiero y de riesgos de Thomson Reuters, en referencia a la sequía en la cuenca brasileña del Paraná.
El lunes, el informe del panel climático de Naciones Unidas concluyó que el cambio climático está haciendo más frecuentes los fenómenos meteorológicos extremos.
Los barcos que zarpan de Rosario están cargando entre un 18% y 25% menos de lo normal debido a la poca profundidad del agua del río, dijo Guillermo Wade, gerente de la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas de Argentina (CAPyM).
Los costos logísticos también han aumentado ya que, por la menor capacidad de carga en Rosario, muchos agricultores están enviando mercadería a los puertos oceánicos de Bahía Blanca y Necochea, en el sur de la provincia de Buenos Aires, donde los barcos habitualmente completan embarques tras pasar por las terminales rosarinas.
Sin agua
La tendencia seca en el sur de Brasil comenzó en el 2019. El año siguiente fue más seco y el 2021 ha sido el más seco de los tres años de la serie, dijo Hankes. El efecto sobre el río es acumulativo.
En los últimos 12 meses, la cuenca alta del río Paraná ha recibido solo entre el 50% y 75% de las precipitaciones normales, señaló.
“Necesitaríamos algo así como el 130% de las precipitaciones normales de aquí a febrero para reponer los niveles del río. Todo lo que sea menos del 100% sería una mala noticia para la cuenca del río, y de aquí a febrero esperamos un 80% de las precipitaciones normales”, dijo Hankes.
“Esperamos ver una tendencia más húmeda una vez que lleguemos a octubre-noviembre, lo que normalmente se ve en la estación húmeda de todos modos. Pero después de eso, nuestras mejores indicaciones hasta el momento son que podríamos ver un patrón similar al del año pasado”, añadió.
La primavera del hemisferio sur, normalmente lluviosa, comienza en septiembre y termina en diciembre. Pero se espera que el próximo crecimiento en el nivel de lluvias sólo contribuya a recuperar el nivel del Paraná de manera parcial y de forma temporal.
“Incluso puede ser peor después de la temporada de lluvias”, señaló Germán Heinzenknecht, meteorólogo de la Consultora de Climatología Aplicada. “La bajante del río es histórica, (y es) difícil de predecir cuándo podrá revertirse”, añadió.
Un ejecutivo argentino de una agroexportadora internacional con una importante operación de molienda de granos en Rosario coincidió en que la crisis del Paraná probablemente continuará el próximo año. El ejecutivo pidió no ser nombrado debido a políticas de la empresa.
“La situación seguirá siendo crítica hasta octubre, mejorando a finales del cuarto trimestre y en el primer trimestre. Pero a partir de abril, cuando comience la cosecha de soja y maíz en Argentina, y se espere la mayor cantidad de buques de carga, el río en Rosario volverá a un escenario similar al del 2021”, comentó.