La perspectiva económica mundial sigue siendo extremadamente incierta, dijo la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, quien advirtió que una mayor interrupción en la oferta de gas natural a Europa podría hundir a muchas economías en una recesión.
En un blog publicado antes de la reunión de esta semana de funcionarios de Finanzas del Grupo de las 20 principales economías, Georgieva dijo que la guerra de Rusia en Ucrania había oscurecido significativamente las perspectivas económicas y que el FMI se encaminaba a recortar su panorama para el 2022 y 2023.
Georgieva afirmó la semana pasada a Reuters que el fondo reduciría su pronóstico previo de un crecimiento de 3.6% en el 2022 por tercera vez este año y aseguró que no podía descartar una recesión el próximo año. Las nuevas cifras se publicarán a finales de este mes, después de una revisión a la baja de casi un punto porcentual completo en abril.
Georgieva dijo que la guerra está causando una tragedia humana cada vez mayor, ya que los impactos relacionados con las materias primas están ralentizando el crecimiento y elevando los precios, lo que exacerba una crisis del costo de vida que amenaza con llevar a 71 millones de personas más a la pobreza extrema.
“Los países deben hacer todo lo que esté a su alcance para reducir la inflación porque una inflación persistentemente alta podría hundir la recuperación y dañar aún más los niveles de vida, en particular para los vulnerables”, dijo, agregando que las crecientes preocupaciones sobre la oferta de alimentos y energía también aumentaron los riesgos de inestabilidad social.
Para evitar más hambre, desnutrición y migración, los países más ricos deben brindar respaldo urgente a quienes lo necesitan a través de nuevos fondos bilaterales y multilaterales, además de revertir las recientes restricciones a las exportaciones de alimentos, aseveró Georgieva.
La mayoría de los bancos centrales tendrían que continuar endureciendo su política monetaria, especialmente en países donde las expectativas de inflación están comenzando a desanclarse.
Sin acción, agregó, esos países podrían enfrentar una “espiral destructiva de salarios y precios” que requeriría un endurecimiento monetario más contundente, con un daño aún mayor para el crecimiento y el empleo.
Las autoridades monetarias también deberían estar preparadas para utilizar intervenciones cambiarias o medidas de gestión de flujos de capital cuando los impactos externos fueran tan perjudiciales que no pudieran ser absorbidos únicamente por tasas de cambio flexibles, escribió Georgieva.
Los países con altos niveles de deuda deben reducir la dependencia de los préstamos en moneda extranjera y recortar el gasto fiscal para disminuir la carga de los préstamos cada vez más caros.
Pero dijo que también se necesitaban esfuerzos urgentes para reducir la deuda, especialmente en las economías emergentes y en desarrollo con altos pasivos en divisas, y señaló que alrededor del 30% de los países de mercados emergentes y el 60% de las naciones de bajos ingresos estaban ahora en problemas de deuda o cerca de ellos.