Dos meses después de que un ministro bangladesí describiera a los rickshaws eléctricos del país asiático como el “Tesla de Bangladés”, el intento del Gobierno por prohibirlos alegando una alta siniestralidad ha sembrado de dudas el futuro de los conductores de este popular vehículo de tres ruedas, que han alzado la voz en protesta.
El mal estado de muchos de estos vehículos, con un sistema de frenos ineficiente y un diseño que complica los giros, aumentando en ambos casos el riesgo de accidentes, fueron algunos de los principales argumentos esgrimidos por las autoridades para vetarlos en Daca desde la semana pasada.
“No son medios de transporte seguros: son propensos a sufrir accidentes, el sistema de frenos es el peor, no pueden girar. Por eso, los expertos en transporte recomiendan restringir su movimiento”, dijo a EFE el presidente de la Autoridad de Transporte por Carretera de Bangladés (BRTA), Nur Mohammad Mazumder.
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Sin embargo, las feroces críticas del sector a su prohibición provocaron que la primera ministra, Sheikh Hasina, ordenara levantar la medida y el asunto, según Mazumder, ahora ha vuelto a manos del Gobierno para elaborar nuevas recomendaciones.
Los rickshaws, ya sean a pedales, eléctricos o a motor, son uno de los medios de transporte más habituales en los países del sur de Asia, aunque su velocidad limitada y su pequeño tamaño, que lleva a los conductores a aprovechar cualquier resquicio que dejen otros coches para recortar tiempo, no ayuda a que el tráfico fluya.
A diferencia de los rickshaws a pedales, lo que hace más peligrosos a estos vehículos eléctricos en Bangladés es su mayor velocidad y que en muchos casos se construyen sin seguir estándares de seguridad, en ocasiones por sus propios dueños, lo que eleva el riesgo en caso de accidente.
“La gente hace rickshaws como quiere. Algunos son como juguetes, no se mantiene ningún estándar”, afirmó a EFE el profesor de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Bangladés, Ziaur Rahman Khan, que indicó que debería plantearse la posibilidad de remodelarlos en lugar de prohibirlos para aprovechar sus beneficios medioambientales.
Según datos de BRTA, los rickshaws eléctricos fueron responsables del 5.3% de los accidentes mortales en la carretera en el último año. Al menos 5,024 personas fallecieron y 7,495 resultaron heridas durante 2023 en accidentes de tráfico en Bangladés, según esta autoridad reguladora.
Incertidumbre infinita
Mohammad Rasel es uno de los miles de conductores de rickshaw eléctricos que viven con incertidumbre el desarrollo de la nueva normativa por parte del Gobierno, ya que su frágil economía depende esencialmente gracias al vehículo que adquirió gracias a un préstamo.
“No puedo conducir un rickshaw manual (a pedales) porque tengo dolor de espalda. Así que compré este rickshaw eléctrico pidiendo un préstamo a una ONG. He pagado el préstamo y ahora vivo al día con mi familia”, dijo a EFE mientras aguardaba en la calle a recoger a varios pasajeros.
Además, critica que siguen siendo víctimas de varias limitaciones para trabajar, y denuncia que las autoridades no le permiten circular a cualquier hora o por todo Daca.
“Solo puedo hacerlo temprano en la mañana y en la noche. Y no podemos ir a todas las calles”, lamentó, antes de explicar que si salen a las calles principales, son perseguidos por la Policía y se les impone una multa de unos US$ 10 que, en caso de que no poder pagar, conlleva la retención temporal del vehículo.
“Algunos de mis compañeros conductores no pudieron pagar la multa. Tuvieron que esperar unas dos semanas para recuperar sus rickshaws. Durante esos días, no podían ganar ni un centavo”, sentenció.
Esto ha llevado a que las protestas de las asociaciones de conductores de rickshaws eléctricos no hayan cesado, la última de ellas convocada para el 4 de junio para exigir el fin del acoso contra ellos y la legalización de su actividad.
“Nuestras demandas son simples. A todos nuestros conductores se les debe otorgar licencias de inmediato, se debe fijar la ruta para su operación y se debe poner fin al acoso contra ellos. Si se van a prohibir, hay que buscar empleo alternativo”, dijo a EFE Rokhsana Afroze, convocante de la manifestación.
Una industria al alza
Bangladés no tiene cifras oficiales sobre el número de rickshaws eléctricos en sus carreteras, aunque el secretario del Grupo de Trabajo de Bangladés sobre Deuda Externa, Hasan Mehedi, estimó su cantidad en 1,4 millones de vehículos, en base a su consumo diario de electricidad.
Indicó además que 4,5 millones de trabajadores forman parte de esta industria, ya sea participando en la conducción, la reparación o las ventas, que genera US$ 7,640 millones anuales a un ritmo de crecimiento anual del 15%.
Un impulso para la frágil economía de Bangladés pero también el severo problema de contaminación del aire del país, y especialmente de su capital, que año tras año figura como una de las ciudades con peor calidad del aire del planeta.
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