La principal institución del Grupo Banco Mundial para el sector privado está trabajando para evitar quiebras generalizadas en países en desarrollo que podrían ser incluso peores que el impacto del coronavirus en las economías avanzadas, según su jefe.
La Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés) tiene US$ 8,000 millones para prestar a naciones emergentes en su respuesta inicial a la pandemia, dijo Philippe Le Houerou, director ejecutivo, en una entrevista el jueves. El total consiste en US$ 2,000 millones para prestar directamente a empresas que necesitan más efectivo y US$ 6,000 millones en préstamos a través de bancos. La institución tenía cerca de US$ 43,000 millones en préstamos pendientes al 31 de diciembre.
La IFC recibió 315 solicitudes de financiamiento de compañías y pequeñas y medianas empresas en 70 países, dijo Le Houerou. El objetivo es mantener esas empresas a flote para evitar despidos masivos que podrían alimentar una crisis social. La institución puede avanzar rápidamente en las aprobaciones porque los préstamos se limitan a los prestatarios existentes que ya han sido examinados, dijo Le Houerou.
“Habrá muchas compañías que tendrán un problema de liquidez”, dijo Le Houerou, quien dirige la IFC desde el 2016. “Si no reciben ayuda, podrían quebrar, y en algunos países la ley de bancarrota es muy estricta, muy complicada y es muy difícil recuperarse. Así que la clave es mantenerlas vivas”.
Los fondos de la IFC son parte de hasta US$ 160,000 millones que el grupo más amplio del Banco Mundial planea desplegar a lo largo de 15 meses para apoyar las medidas contra el virus, dijo la semana pasada el presidente, David Malpass. De los US$ 14,000 millones en financiamiento acelerado anunciados hasta el momento, US$ 6,000 millones provienen del Banco Mundial para los gobiernos, y el resto de la IFC para las empresas.
La IFC vendió su mayor bono social por US$ 1,000 millones el mes pasado en medio de la caída del mercado, algo que podría repetirse en el futuro, dijo Le Houerou. Agregó que se siente cómodo con los fondos actuales de la institución.
La IFC generalmente ofrece servicios de asesoramiento, inversión, y en los últimos años ha aumentado la actividad en el diseño de proyectos para industrias que incluyen infraestructura, manufactura y agronegocios. Ahora se enfoca en aliviar la presión sobre los prestatarios después de que se retiraron más de US$ 90,000 millones en capital de mercados emergentes. Le Houerou dijo que también espera una caída en la inversión extranjera directa.
“El capital de trabajo, el problema de liquidez, está comenzando a impactar”, dijo.