A un vehículo mexicano se le niega el acceso a los Estados Unidos en el Puente Internacional Paso del Norte-Santa Fe, luego que ambos países acordaran restringir los viajes no esenciales al otro lado de la frontera debido al brote de coronavirus (Foto: AFP)
A un vehículo mexicano se le niega el acceso a los Estados Unidos en el Puente Internacional Paso del Norte-Santa Fe, luego que ambos países acordaran restringir los viajes no esenciales al otro lado de la frontera debido al brote de coronavirus (Foto: AFP)

En plena crisis por el coronavirus, y a poco más de seis meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, Donald Trump hace anuncios rimbombantes sobre inmigración, a riesgo de ser acusado de utilizar la pandemia para promover su línea dura sobre un tema tan sensible.

En momentos en que la primera economía mundial se enfrenta a datos que eran inimaginables hace tan solo unas semanas -con 22 millones de nuevos desempleados-, el presidente estadounidense prometió suspender temporalmente la migración hacia su país.

Fiel a sus métodos, optó por un anuncio espectacular, que sabía fortalecería su base electoral y suscitaría una importante polémica, y se mantuvo sumamente evasivo sobre los detalles.

En un tuit, publicado el lunes de noche, no dio ningún tipo de detalles. Y la Casa Blanca tampoco emitió precisión alguna en la mañana del martes, ni sobre el fondo ni acerca del calendario del anuncio presidencial.

En vista del ataque del Enemigo Invisible, además de la necesidad de proteger el empleo de nuestros GRANDIOSOS ciudadanos estadounidenses, voy a firmar una orden ejecutiva para suspender la inmigración hacia Estados Unidos”, decía el mensaje.

Para luchar contra la propagación del , Trump había restringido desde enero los desplazamientos desde y hacia China, antes de prohibir -para los no estadounidenses- los viajes entre Estados Unidos y la mayoría de los países europeos.

Pero lo que evocó en ese tuit el mandatario republicano, que vuelve una y otra vez sobre el tema de la lucha contra la inmigración ilegal, es de una naturaleza diferente.

Deja entender que quiere simple y llanamente cerrar, por una duración que aún deber ser determinada, el sistema de inmigración legal de Estados Unidos.

En otros términos, no emitir más visas de trabajo o permisos de residencia permanente (Green Cards) a extranjeros que quieran establecerse en Estados Unidos.

Según responsables citados por el diario The Wall Street Journal, el decreto podría sin embargo prever excepciones para trabajadores agrícolas y migrantes que trabajan en el sector de la salud.

Según cifras oficiales, el número de visas de inmigración otorgadas en el año fiscal 2019 fue de 462,000, en retroceso respecto a las 617,000 del 2016.

“Desviar la atención”

La evocación de ese decreto, que muy probablemente sería apelado de forma inmediata ante la justicia, despertó alarmas en el campo demócrata.

El congresista de Texas Joaquín Castro denunció una maniobra que “busca desviar la atención del fracaso de Trump en detener la propagación del coronavirus”.

Es una medida de tipo autoritario para aprovecharse de la crisis y avanzar en su agenda contra la inmigración”, añadió.

Su colega Jerry Nadler deploró que el presidente escogiera a los migrantes como chivos expiatorios en la crisis actual.

La verdad es que muchos inmigrantes están en nuestras primeras líneas, protegiéndonos como doctores, enfermeras, ayudantes sanitarios, trabajadores agrícolas y empleados de restaurantes”, escribió.

Si, como es probable, el debate llegara al terreno judicial, el mismo será seguido con particular atención.

La Corte Suprema, en los últimos meses, ha otorgado varias -y significativas- victorias a la administración Trump en materia de inmigración.

Hace un mes, el máximo tribunal autorizó al gobierno a seguir con una política que ha permitido enviar a México a más de 60,000 demandantes de asilo.

Anunciada en diciembre del 2018, esa política se aplica a todos los demandantes de asilo llegados a Estados Unidos desde México, pero no a los propios mexicanos, y permite mantenerlos afuera de Estados Unidos mientras sus casos son analizados.

Prueba de que Trump tiene la vista puesta en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, el mandatario multiplicó el martes por la mañana los tuits sobre su popularidad y sobre su victoria en el 2016.

Es impresionante que yo me convirtiera en presidente de Estados Unidos con medios totalmente corruptos y deshonestos que me atacan todo el día”, escribió.

¡O yo soy realmente bueno, mucho mejor de lo que los Fake News quieren admitir, o ellos no tienen ni de cerca el poder que una vez creímos que tenían!”, siguió.