La presidenta de la Reserva Federal (Fed) de San Francisco, Mary Daly, señaló que espera que la Fed tenga que subir las tasas de interés al menos cuatro veces este año, y probablemente más, para detener la aceleración de la inflación y alinear mejor la demanda con la oferta.
“La inflación es demasiado alta y la tasa de política monetaria es demasiado baja”, dijo en el Consejo de Asuntos Mundiales y Asamblea de Los Ángeles. La Fed también tendrá que empezar a reducir su cartera, después de que haya subido los tipos dos o tres veces, agregó.
Dado que la economía estadounidense y el mercado laboral van bien, pero la inflación es demasiado alta, es “apropiado” comenzar a reducir la expansión monetaria en marzo, comentó.
“El momento y la magnitud de los futuros ajustes de los fondos federales y del balance dependerán de cómo evolucionen la economía y los datos”, manifestó.
Entre los datos que observará, dijo, está la transición de la pandemia COVID-19 a un estado endémico; la rapidez con la que se recuperan las interrumpidas cadenas de suministro; la rapidez con la que se reincorporan los trabajadores marginados por el COVID-19; y la rapidez con la que se desvanece el apoyo fiscal que reforzó la recuperación de la economía.
“Vigilaremos de cerca todos estos acontecimientos y dejaremos que los datos determinen la trayectoria adecuada de la política monetaria”, aseguró Daly.
La inflación según el indicador preferido de la Fed, el índice de precios de los gastos de consumo personal (PCE), subió 5.75% el año pasado, el más alto en unos 40 años y más del doble del objetivo del 2% del banco central.
Mientras la Fed se prepara para lo que se espera que sea una serie de alzas de tasas y una fuerte reducción del balance para sofocar la inflación, las observaciones de Daly destacan por ser menos agresivas que las de algunos de sus colegas.
Sus comentarios del miércoles proporcionaron una clave de por qué: su confianza en que la capacidad de la Fed para comunicar sus intenciones de lucha contra la inflación y, por lo tanto, para dar forma a las expectativas de inflación, evitará que se produzca una espiral de precios alcista como ocurrió en la década de 1970.
“Una mayor transparencia y un sólido compromiso con la consecución de nuestros objetivos asegura a los estadounidenses que los períodos de alta inflación o desempleo no durarán para siempre; que hay un final a la vista”.