El flamante rascacielos “One Vanderbilt”, que se levanta 427 metros en el corazón del distrito neoyorquino de Manhattan, inauguró el último jueves un mirador caleidoscópico en su planta 91, donde las fascinantes vistas de la ciudad se reflejan en los espejos que recubren todas las salas, repitiendo hasta el infinito el cielo, la ciudad y los visitantes.
El nuevo mirador, bautizado “Summit” (Cumbre), que rivaliza con los muchos que ya salpican la ciudad para contemplarse a sí misma, como el Rockefeler, el Empire State o el más reciente “The Edge”, se ha completado con un proyecto del artista neoyorquino Kenzo Digital: “Aire”.
“Aire se basa en un sueño recurrente que he tenido durante 25 años, Así que es algo profundamente personal que he estado pensando durante este tiempo. He estado trabajando en él durante tres años, diseñándolo en un espacio físico real”, explica a Efe Kenzo con la ciudad y Central Park de fondo.
Tres paredes son de espejo y la cuarta es aire, panorama y la Gran Manzana, donde casi se puede tocar con la mirada la elegancia Art déco del vecino edificio Chrysler o la sobriedad del Empire State, cuya silueta se confunde con la de la propia ciudad.
Inspiración para conectarse con el mundo natural
“Está construido con la intención de conectar a las personas entre sí y con sus amigos, a través de pura curiosidad y asombro, y es también un lugar destinado a inspirar a las personas y a conectarlas con el mundo natural”, precisa el artista sobre este nuevo espacio que inaugura la ciudad.
La “experiencia inmersiva” del nuevo mirador está cuidada hasta el último detalle: desde el oscuro pasillo, apenas iluminado, que conduce al ascensor de subida, hasta el balcón acristalado donde el suelo también es transparente y permite ver la ciudad desde su cenit.
Pero además, Kenzo ha diseñado una sala donde a las vistas y los espejos se suman unos globos metálicos que flotan junto al visitante creando una extraña sensación de ensueño e irrealidad, que también promete ser un pequeño paraíso de “instragrammers”.
“Aire es una historia diseñada de tal manera que tú eres el protagonista, de una forma en la que cada uno tiene su propia experiencia, porque el espacio es diferente cada vez que vienes y siempre tendrás una historia diferente”, subraya el diseñador.
Cumbre y aire
“Summit” (Cumbre) es el nombre que reciben los en torno a 6,000 metros cuadrados distribuidos entre los pisos 91 y 93, desde donde se puede disfrutar de las vistas a 324 metros de altura sobre la estación Grand Central, y que da cobijo al proyecto “Aire”, la experiencia diseñada por Kenzo.
Los precios para contemplar los cuatro puntos cardinales de Nueva York y más allá varían desde los US$ 39 que dan acceso a las plantas 91, 92 y 93 -durante el día-, hasta los US$ 83 por billete de una visita nocturna con acceso también al ascensor de cristal que asciende hasta el piso 101 y un cóctel con la firma de la casa en el último de los tres pisos, destinado a un restaurante y una tienda de recuerdos.
Pero el espacio infinito que crean los espejos tiene también sus pequeños inconvenientes y la organización recomienda vestir pantalones “para evitar exposiciones no deseadas en el vidrio y en el reflejo del suelo”, así como llevar gafas para protegerse de los reflejos omnipresentes del astro solar.
La inauguración contó con la presencia de políticos locales, como el candidato favorito para convertirse en el próximo alcalde de Nueva York, Eric Adamas, o el director ejecutivo de SL Green, Marc Hollyday, el mayor propietario de oficinas de Manhattan y responsable del proyecto, quien apuntó que el 90% del espacio del rascacielos ya ha sido alquilado.
Los discursos reflejaron la euforia de haber alcanzado una cima con la ciudad habiendo dejado atrás los días más negros de la pandemia y el narcisismo con el que a veces los neoyorquinos cantan sus propias hazañas.
“Estoy muy contento de estar aquí. Honestamente, yo veo el futuro, yo veo las posibilidades que hay en él y este es el único país que tiene un sueño que va unido a su nombre: No hay un sueño griego, no hay un sueño alemán, no hay un sueño polaco, solo hay un sueño americano”, dijo un pletórico Eric Adams, que ya se ve como el nuevo regidor de la ciudad de los rascacielos.