Los principales minoristas estadounidenses, como Target y Walmart, han estado recortando los precios para despejar los almacenes con exceso de existencias, pero los ingresos del hotelería están aumentando hasta llevar las tarifas de las habitaciones y la ocupación por encima de los niveles previos a la pandemia.
Los precios de los autos usados ya no están aumentando al ritmo máximo que impulsó un avance inicial de la inflación de la era COVID; pero las tarifas aéreas a partir de abril están subiendo a una tasa anual estratosférica de 33%.
El precio de las comidas en restaurantes se está acelerando, pero aún no parece haber una interrupción en la demanda según los datos del sitio de reservas OpenTable.
La Reserva Federal y el gobierno de Joe Biden esperaban que la rotación del gasto desde los bienes por las cuarentenas del COVID a los servicios redujera los aumentos de precios.
Los servicios, después de todo, se ven menos afectados por los cuellos de botella de la cadena de suministro que mantuvieron los productos fuera de los estantes y elevaron los precios debido a la escasez.
En cambio, los dos planos del consumo estadounidense están experimentando hasta ahora una transferencia en la presión inflacionaria, con la industria de servicios -más sensible a los salarios- compitiendo por trabajadores para llenar las vacantes muy por encima de la tasa nacional de apertura de empleo.
Para la Fed, así como para los demócratas preocupados de que la inflación que les pese en las elecciones de mitad de período en noviembre, la “gran rotación” hasta ahora no ofrece una solución fácil.
“Un aumento en el consumo de regreso a los servicios podría no ayudar mucho”, dada la mayor demanda laboral y el crecimiento de los salarios en la industria de servicios, dijo Harry Holzer, profesor de economía de la Universidad de Georgetown y miembro del Brookings Institute.
“La inflación salarial ahí es más fuerte en una variedad de sectores, desde el extremo inferior... hasta el extremo superior”, desde trabajadores de restaurantes hasta profesionales bien pagados.
Se espera que los nuevos datos de inflación al consumidor que se publicarán el viernes muestren que los precios generales aumentaron un 8.3% anual en mayo, un shock de varias décadas que ha reducido el poder adquisitivo de los estadounidenses, aumentando los costos de los alimentos y empujando la gasolina a cerca de US$ 5 por galón.
La Fed utiliza una medida ligeramente diferente para su objetivo de inflación del 2%, que está cerca del 6%, lo que ha hecho que el banco central lance uno de sus giros más rápidos hacia una política monetaria más estricta, con la aprobación de Biden, con la esperanza de que los precios bajen pronto.
“Optimismo para el consumidor”
Pero en esta historia, el subtexto puede ser más problemático.
La inflación de bienes ha disminuido como se esperaba, con una caída de la demanda y una creciente evidencia de que los problemas de la cadena de suministro están mejorando.
Los costos de envío y los retrasos en los puertos están disminuyendo, y los índices de la cadena de suministro tanto de la Reserva Federal de Nueva York como de Oxford Economics bajaron hasta mayo.
Los datos mensuales de comercio electrónico de Adobe, publicados el jueves, mostraron que la inflación de los bienes comprados en línea disminuyó en mayo a una tasa anual de 2%, por debajo del máximo de marzo de 3.6%. Los precios cayeron mes a mes en 10 de las 18 categorías seguidas por la empresa. El aumento de los precios de compras online fue un sello distintivo del atracón de productos de COVID.
Pero los servicios están tomando el relevo. Excluyendo los servicios relacionados con la energía, la inflación de los servicios “básicos” se ha acelerado durante ocho meses consecutivos y su participación en la inflación general también ha aumentado.
Hasta ahora, eso no ha afectado claramente el gasto de los consumidores, aunque las compras “reales” ajustadas a la inflación pueden haber disminuido un poco, según un estudio del Bank of America Institute sobre el gasto con tarjeta de crédito.
“Mientras buscamos señales bajistas en los datos, todavía nos sorprende el fuerte impulso en el gasto del sector de servicios”, dijo el informe. “Además, las cuentas corrientes y de ahorro medianas de los hogares son más altas que antes de la pandemia... En general, seguimos siendo cautelosamente optimistas en relación al consumidor”.
Los amortiguadores financieros instalados durante la pandemia pueden complicar los esfuerzos para controlar la inflación, ya que, según algunas estimaciones, los hogares aún cuentan con unos pocos billones de dólares de efectivo adicional a partir de los subsidios de la era de la pandemia o el gasto recortado durante la crisis de salud.
Esa potencia podría mantener el consumo en marcha, ya sea cumpliendo con pagos de hipotecas más altos a medida que aumentan las tasas de interés o, como señaló Bank of America, financiando precios más altos a expensas de cosas como bienes de consumo duraderos, donde se esperaba que la demanda disminuyera de todos modos.
En una presentación a fines de mayo, el economista jefe de macroeconomía de Pantheon, Ian Shepherdson, expuso el caso de los optimistas de la inflación: una combinación de mejoras en las cadenas de suministro, una desaceleración esperada de la apreciación del precio de la vivienda, presión sobre las ganancias debido al aumento de los inventarios y un crecimiento más lento de los salarios podría causar que IPC caiga por debajo de 3% a inicios del próximo año.
Estas señales, sostuvo, podrían aparecer a tiempo para que la Fed reduzca su ritmo actual de aumentos de tasas de medio punto a un cuarto de punto para este otoño boreal, y tal vez tan pronto como la reunión de julio del banco central.
Pero el ritmo de mejora importa. Los funcionarios de la Fed han dicho que quieren pruebas convincentes de que la inflación mes a mes está disminuyendo antes de desacelerar los aumentos de las tasas.
Y es posible que el cambio no suceda rápido, escribieron los economistas de Citi Veronica Clark y Andrew Hollenhorst.
Ambos creen que los precios seguirán aumentando alrededor de un 8.3% anual en el próximo informe del viernes, “con riesgos al alza y un repunte continuo en los precios de los servicios. Un repunte en la inflación de los servicios sería una señal más de que los mercados laborales muy ajustados son un factor clave”, lo que podría incitar a la Fed a mantener intactas sus alzas de tasas de interés.