Estados Unidos elegirá en noviembre a los nuevos miembros del Congreso y, solo viendo la campaña, una cosa es segura: el “sur profundo” del país está viviendo una revolución con un número récord de candidatos afroamericanos que tiene más posibilidades de ganar que nunca.
Es más, esos candidatos del Partido Demócrata se han propuesto arrebatar a los republicanos uno de sus principales bastiones con la movilización de votantes que nunca antes han acudido a las urnas.
No obstante, para competir en las elecciones de noviembre, aún deben ganar las primarias que ya empiezan este mes en estados como Kentucky, Alabama y Georgia, todos piezas de ese concepto del “sur profundo” del país marcado por un pasado de esclavitud y segregación.
Charles Booker hizo historia en el 2019 como el legislador estatal más joven de Kentucky, parte ahora como favorito para ganar las primarias demócratas el próximo martes y enfrentarse en noviembre con el republicano Rand Paul, que lleva desde el 2011 en el Senado.
La pobreza por encima de la raza
Para intentar vencer a Paul, Booker, de 37 años, quiere crear una coalición de votantes afroamericanos y blancos de zonas rurales y urbanas a los que les une una misma cosa: la pobreza, un mal que afecta al 18.3% de la población de Kentucky, especialmente a menores de cinco años.
“El objetivo de mi campaña es acabar con la pobreza, unir a la gente, dar voz a aquellos que viven en lugares que han quedado olvidados”, cuenta Booker con su voz impregnada del ritmo pausado del sur.
Su grito de guerra es “¡From the hood to the holler!”, una expresión sin traducción exacta que evoca al mismo tiempo la imagen del “hood”, el barrio afroamericano empobrecido de la ciudad, y el “holler”, los valles de zonas rurales con casas móviles y familias blancas luchando por sobrevivir.
El propio Booker creció en uno de los barrios más pobres de Louisville. Su madre y él se quedaron sin hogar en varias ocasiones y, como diabético, tuvo que racionalizar la insulina que necesitaba para vivir porque no tenía suficiente dinero para costearse todas las dosis que necesitaba.
Booker intenta huir de ideologías y asegura que, entre los 15,000 voluntarios de su campaña, hay votantes de Donald Trump (2017-2021) que comparten un sentimiento de hartazgo.
Los republicanos, sin embargo, han retratado a Booker como un “radical” por su apoyo a propuestas progresistas como un “Nuevo Pacto Verde” contra el cambio climático, una idea especialmente controvertida en Kentucky, el cuarto estado mayor productor de carbón del país.
Cómo romper el muro republicano
Al fin y al cabo, Kentucky es un lugar seguro para los republicanos: Trump ganó al demócrata Joe Biden por 26 puntos en el 2020 y el estado no ha elegido a un demócrata para el Senado desde 1992.
Booker, sin embargo, cree que la clave es movilizar al 40% de la población que no vota.
Esa es la receta que puso en práctica en Georgia la afroamericana Stacy Abrams, quien perdió las elecciones a la gobernación en el 2018 pero consiguió que 200,000 personas acudieran a las urnas por primera vez en su vida, un logro fruto de años de trabajo de base con comunidades marginadas.
Abrams, que vuelve a presentarse a la gobernación de Georgia este año, argumenta que el Partido Demócrata podría ganar más elecciones en el sur de Estados Unidos si se concentrara en movilizar a los votantes de color que nunca han votado, en lugar de intentar persuadir a votantes indecisos, de clase media y blancos.
Esas enseñanzas han calado en otros candidatos como Raphael Warnock, un pastor afroamericano que llegó al Senado por Georgia en el 2020 y ahora se presenta a la reelección.
También han influido en el afroamericano Gary Chambers, que se presenta a las primarias demócratas para representar a Luisiana en el Senado de Estados Unidos y ha usado su campaña para movilizar a comunidades marginadas por su raza o clase social, aunque también ha recurrido a la provocación.
Chambers ha publicado, por ejemplo, vídeos en los que aparece quemando una bandera confederada o fumando marihuana para denunciar la encarcelación desproporcionada de afroamericanos por esa droga.
Una nueva estrategia sureña
El resultado de este nuevo impulso político es un gran número de candidatos afroamericanos que por primera vez en algunos casos tienen posibilidades de ganar, explicó Mark Rozell, el decano de la Facultad de Políticas de la Universidad George Mason, en Virginia.
Ya en las elecciones del 2020, Estados Unidos vio cómo se presentaba un número de candidatos afroamericanos al Senado no visto en 150 años.
El principal factor de este terremoto político es la demografía: el “sur profundo” cada vez es más diverso con mayor presencia de votantes hispanos y de origen asiático, así como blancos que se han mudado a esa zona del país tras vivir en ciudades progresistas, argumenta Rozell.
Cambios que benefician a los demócratas, que habían sido el partido predominante en la zona hasta que apoyaron el movimiento de los derechos civiles de los años sesenta y el Partido Republicano aprovechó para avivar los fuegos del racismo.
Ahora es otra llama, la de la diversidad, con la que estos candidatos tratarán de movilizar a su electorado y ´reconquistar´ el sur.