La Corte Suprema pone fin a la discriminación positiva en las universidades de EE.UU.. Foto: AFP
La Corte Suprema pone fin a la discriminación positiva en las universidades de EE.UU.. Foto: AFP

La puso fin este jueves 29 de junio a los programas de positiva en las universidades, en un histórico fallo un año después del revés al derecho al aborto.

Seis jueces conservadores dictaminaron, en contra de la opinión de los tres de corte progresista, que los procedimientos para la admisión en los centros universitarios basados en el color de la piel o el origen étnico de los solicitantes son inconstitucionales.

El alumno debe ser tratado en función de sus experiencias como individuo, no en función de su raza”, fundamentó el presidente de la Corte Suprema, John Roberts.

Los magistrados conservadores estiman que las universidades son libres de considerar la experiencia personal de un solicitante, por ejemplo si sufrió racismo, a la hora de sopesar su solicitud frente a otros más calificados académicamente.

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Pero decidir, principalmente en función de si es blanco o negro, no está permitido, es en sí mismo discriminación racial, aseguraron. “Nuestra historia constitucional no tolera esa opción”, añadió Roberts.

Tras el movimiento por los derechos cívicos de los años sesenta, varias universidades muy selectivas introdujeron criterios raciales y étnicos en sus procedimientos de admisión para corregir las desigualdades derivadas del pasado segregacionista de .

Esta política, conocida como “discriminación positiva”, permitió aumentar la proporción de estudiantes negros, de origen hispanohablante o indios estadounidenses en las aulas pero siempre ha sido blanco de críticas en los círculos conservadores, que la consideran opaca y racista.

La Corte Suprema se ha pronunciado en contra de las cuotas en varias ocasiones desde 1978, pero siempre ha autorizado que las universidades tengan en cuenta criterios raciales, entre otros.

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Hasta ahora, había considerado “legítima” la búsqueda de una mayor diversidad en los campus, aunque ello supusiera quebrantar el principio de igualdad entre todos los estadounidenses.

El jueves dio un giro de 180 grados, como ya hizo el 24 de junio de 2022, al anular el derecho federal al aborto que garantizaba desde 1973.

Carmín en un cerdo

Este es un gran día para Estados Unidos”, “Vamos a volver a todo basado en el mérito ¡y así es como debe ser!”, escribió en su red social -Truth Social- el expresidente republicano (2017-2021), que durante su mandato inclinó claramente a la derecha la composición de la corte.

A la inversa, el líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, estimó que la decisión “pone un obstáculo gigantesco en el camino hacia una mayor justicia racial”.

Más comedido, , el primer presidente negro de Estados Unidos, subrayó que “la discriminación positiva nunca ha sido una respuesta completa a la necesidad de construir una sociedad más justa”. Pero “nos dio la oportunidad de demostrar que merecíamos algo más que un asiento en la mesa”, añadió en Twitter.

Las críticas más duras llegaron del interior del propio tribunal, de boca de los tres jueces progresistas, que discrepan profundamente.

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El tribunal está “invirtiendo décadas de jurisprudencia y de inmenso progreso”, escribió la jueza Sonia Sotomayor en su nombre.

Al hacerlo, el tribunal consolida una norma superficial” de indiferencia al color de la piel “como principio constitucional en una sociedad endémicamente segregada”, escribió.

Aunque se autoriza a las universidades a tener en cuenta las “experiencias personales” de los solicitantes, esto equivale a poner “carmín en un cerdo”, afirmó, una frase hecha en inglés que significa que por mucho que se intente disfrazar algo siempre seguirá siendo lo que es. Un equivalente al aunque la mona se vista de seda mona se queda.

Apple, Google

La sentencia parte de una demanda presentada en 2014 contra los centros universitarios privados y públicos más antiguas de Estados Unidos: Harvard y la Universidad de Carolina del Norte.

Un activista neoconservador, Edward Blum, lideró una asociación llamada “Estudiantes por una Admisión Justa” (“Students for fair admission”) y los acusó de discriminar a los estudiantes asiáticos.

Argumentaba que los estudiantes asiáticos, cuyos resultados académicos están muy por encima de la media, serían más numerosos en los campus si su rendimiento fuera el único criterio de selección.

Tras varias derrotas en los tribunales, recurrió al Supremo que, irónicamente, nunca ha sido tan diverso como ahora, con dos jueces afroestadounidenses y uno hispano.

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Pero cuenta con seis jueces conservadores de un total de nueve, entre ellos el afroestadounidense Clarence Thomas, crítico con los programas de discriminación positiva de los que se benefició para estudiar en la prestigiosa Universidad de Yale.

La administración demócrata defendió en vano el statu quo. El presidente Joe Biden tiene previsto pronunciarse sobre el tema esta tarde.

En la misma línea, grandes empresas como Apple, General Motors, Accenture y Starbucks subrayaron que “tener una mano de obra diversa mejora el rendimiento” y que “dependen de las escuelas del país para formar a sus futuros empleados”.

Fuente: AFP

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