Los créditos fiscales incluidos en el proyecto de ley estadounidense sobre el clima y los impuestos, de US$ 430,000 millones, que está previsto sea promulgada esta semana, servirán para poner en marcha proyectos de captura de carbono, según partidarios del petróleo y el gas, compensando así los costos de puesta en marcha de algunas iniciativas anticontaminación.
Los centros de captura y almacenamiento de carbono, que recogen los gases de los productores de productos químicos, electricidad y gas y también de las refinerías de petróleo, se han convertido en la forma preferida de la industria energética para combatir el cambio climático. Sin embargo, su desarrollo a gran escala se ha visto obstaculizado por los costos y la falta de ingresos garantizados. La Ley de Reducción de la Inflación de la Administración Biden, aprobada por el Congreso la semana pasada, ofrece una bonificación fiscal de hasta US$ 85 por tonelada por enterrar dióxido de carbono producido por la actividad industrial, y de hasta US$ 180 por tonelada de dióxido de carbono (CO2) extraída del aire.
El proyecto de ley también da luz verde a nuevos arrendamientos de terrenos federales para la explotación de petróleo y gas, sin tener en cuenta el impacto climático. Y, lo que es más importante, aprobó automáticamente las ofertas más altas de una subasta en alta mar de noviembre del 2021 que incluía un proyecto de perforación destinado a un plan para enterrar carbono. “Es un asunto bastante importante”, dijo Tim Duncan, director ejecutivo de Talos Energy Inc, empresa productora de petróleo y gas en alta mar que está construyendo un negocio en torno a la captura de carbono. Talos ha puesto en marcha cuatro proyectos y ha contratado a grandes patrocinadores, como Freeport LNG y Chevron Corp.
“Esto va a desbloquear una cantidad importante de emisiones que podría resultar económica para su captura”, añadió Chris Davis, vicepresidente senior de Milestone Carbon, que desarrolla proyectos de carbono para empresas medianas.
Luchas continuas
En las dos últimas décadas, las empresas han intentado tímidamente, y en gran medida con dificultades, hacer negocio con el uso del CO2 para impulsar la producción de petróleo. Más recientemente, los grandes inversores han demandado que las empresas aborden el calentamiento global, y la industria petrolera pretende demostrar que se toma en serio el cambio climático. Se han propuesto centros de captura de carbono en todo el mundo: en Alberta (Canadá), Rotterdam (Países Bajos) y Huizhou (China). También se está estudiando otro tipo de captura de carbono, que capta directamente el gas de efecto invernadero de la atmósfera en lugar del generado por la producción industrial.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), defensora de las naciones consumidoras de energía, es vital una expansión masiva de la captura de carbono para alcanzar las emisiones netas cero en el 2050. El sector debe pasar a almacenar 7,600 millones de toneladas al año, frente a los cerca de 40 millones de toneladas actuales.