Con la bajada de tasas de medio punto anunciada este miércoles, la Reserva Federal (Fed) estadounidense pone fin al ciclo de alzas más prolongado y agresivo desde la crisis derivada del boom inmobiliario (2005-2006). Once alzas en poco más de dos años, un total de 525 puntos básicos para controlar una inflación desbocada que llegó a rozar el 10%.
Hasta hoy, la tasa de referencia de las tasas de interés estaba en una horquilla del 5.25% y el 5.5%, su máximo nivel desde 2001 y con esta bajada llega a la horquilla del 4.75% al 5%.
En marzo de 2020, como consecuencia de la pandemia de coronavirus que asolaba el mundo, la Fed realizó dos bajadas de tasas de interés y los dejó casi a cero, para estimular una economía estadounidense fuertemente dañada.
La pandemia trajo también consigo disrupciones en la cadena de suministro, que empeoraron a raíz de la guerra de Ucrania y supusieron una fuerte subida de precios. En febrero de 2022, cuando el conflicto estalló, la inflación en Estados Unidos ya estaba en el 7.9% y siguió subiendo hasta el máximo del 9.1% en junio, mes a partir del cual comenzó a caer.
El comienzo paulatino de 2022 antes de apretar el acelerador
La Fed realizó su primera subida en marzo de 2022, cuando aumentó las tasas 25 puntos hasta el 0.25%-0.50% y advirtió de que llegarían “aumentos continuos”.
“La invasión de Ucrania por parte de Rusia está causando enormes dificultades humanas y económicas”, apuntaba la reserva por aquel entonces, avanzando que las implicaciones para la economía estadounidense eran “inciertas”.
En mayo subió medio punto más y tras esto llegaron una serie de cuatro subidas consecutivas de 75 enteros. En noviembre de 2022 la tasa de referencia se situaba en un rango del 3.75% al 4%, pero la inflación todavía estaba en el 7.1% y antes de final de ese año el regulador hizo una subida más, esta vez de medio punto.
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Los cuatro ajustes de 2023
En su primera reunión de 2023, con la inflación ya en el 6,4 % en enero, la Fed anunciaba una nueva subida, de 25 puntos básicos, y advertía que todavía serían apropiados más aumentos, una política monetaria lo suficientemente restrictiva como para que la inflación vuelva al 2 % con el tiempo.
En marzo y en abril hubo otras dos subidas de 25 puntos básicos y en junio, tras una fuerte bajada de la inflación al 3%, el regulador se tomó un respiro y dejó las tasas sin cambios, aunque su presidente, Jerome Powell, advirtió que el final no estaba claro porque no había datos económicos suficientemente sólidos como para certificar que la inflación no iba a volver a subir.
De hecho, tras un ligero repunte de varias décimas, en julio el banco central estadounidense volvió a subir las tasas 25 puntos básicos, hasta la actual horquilla del 5.25% y el 5.5%.
Un año sin cambios
Desde entonces se han realizado ocho reuniones y en todas se han dejado sin cambios. En ninguna de las reuniones se anticiparon bajadas ya que Powell afirmó en todas ellas que aún no había datos sólidos.
Aunque también advirtió que no iban a esperar a que la inflación estuviera en el 2% para realizar la primera bajada.
En su discurso del simposio económico de Jackson Hole de agosto, uno de sus últimos actos públicos, el presidente del regulador fue cristalino y confirmó que en la próxima reunión que concluyó este miércoles se anunciaría la primera bajada.
Con un mercado laboral que lleva meses enfriándose, el IPC en niveles prepandemia (2.5% en agosto) y el fantasma de la recesión amenazando con aparecer, la Fed ha decidido dar el paso, sin certeza de cuán rápido e intenso será el descenso.
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