EFE
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Ante el persistente repunte de casos de coronavirus, con más de 70,000 contagios y 1,000 fallecidos diarios, Estados Unidos enfrenta el peligro de repetir en estados como California, Florida, Arizona o Texas la catástrofe sanitaria sufrida por Nueva York en la primavera y busca aprobar un nuevo paquete de estímulo fiscal.

Es el país del mundo más afectado por el coronavirus, con cuatro millones de contagios y 145,000 fallecidos, seguido por Brasil.

En los últimos cuatro días, de hecho, ha superado la medida de 1,000 fallecidos diarios, algo que no ocurría desde finales de mayo.

La creciente preocupación en el seno del Gobierno quedó patente con el giro radical en el discurso por parte del presidente Donald Trump, quien había mantenido cierto escepticismo acerca de la gravedad y magnitud del problema de la pandemia en el país.

"Probablemente, desafortunadamente, (la pandemia) empeorará antes de que mejore. Es algo que no me gusta decir, pero así son las cosas", subrayó el martes.

En apenas una semana, Trump primero abrazó el uso de las mascarillas, contra las que había librado una guerra cultural durante meses; después instó a los jóvenes a evitar multitudes en espacios cerrados y aceptó que no todas las escuelas abrirán en otoño.

Por último, el jueves anunció la cancelación de la Convención Nacional Republicana que iba a celebrarse en Jacksonville (Florida), donde tenía previsto aceptar la candidatura como aspirante republicano a la reelección en las elecciones de noviembre.

Trump había trasladado el evento a Florida desde Charlotte (Carolina del Norte), donde se iba a celebrar originalmente, después de que el gobernador del estado, el demócrata Ray Cooper, advirtiera al presidente que no se daban las condiciones de salud pública básicas en medio de la pandemia para congregar a miles de asistentes.

Alarma en estados del sur

De los 50 estados de Estados Unidos, Florida, California y Texas (que en conjunto suman más 90 millones de habitantes) son los más impactados con récords de casos diarios y una creciente tasa de hospitalización que está poniendo contra las cuerdas la capacidad médica en ellos.

El repunte de casos en esta zona coincide con el reciente levantamiento gradual de algunas de las restricciones de movimiento y de funcionamiento de negocios.

Ante esta situación, el epidemiólogo de la Casa Blanca, Anthony Fauci, apuntó que algunos estados, sin citar expresamente ninguno, debería dar marcha atrás en la reapertura “No necesitan necesariamente tener que volver a una reclusión completa, pero ciertamente tienen que tomarse una pausa o puede que incluso retroceder un poco”, dijo Fauci este viernes.

Economía también enferma

Además del problema de salud, Estados Unidos encara un sombrío panorama económico.

La Casa Blanca y el Congreso se encuentran enfrascados en negociaciones de cara a un nuevo paquete de estímulo fiscal, dado que varias de las medidas de respaldo, especialmente los subsidios para desempleados, concluyen a finales de julio.

No obstante, y dada la división legislativa, con la oposición demócrata con mayoría en la Cámara de Representantes, y los republicanos en el Senado, el nuevo acuerdo podría tomar “semanas”, como reconoció este viernes. Mitch McConnell, líder de la mayoría republicana en el Senado.

Uno de los puntos clave de la disputa es el relativo a la ex-tensión del beneficio de desempleo para millones de estadounidenses que perdieron su puesto a causa de la pandemia (de US$ 600 semanales).

Más de 20 millones de estadounidenses reciben esta ayuda desde finales de marzo por lo que, sin pacto a la vista, se acercan al precipicio económico ya que estas ayudas eran hasta ahora su salvavidas.

Los demócratas quieren una prórroga automática, mientras que los republicanos apuestan por reducir el volumen de este respaldo ya que consideran que desalienta a algunos a regresar al trabajo.

Los republicanos presentarán su propuesta de nuevo estímulo fiscal la próxima semana, que se estima rondará el billón de dólares.

A finales de marzo pasado, el Congreso en pleno avaló un paquete de ayudas por US$ 2.2 billones, el mayor de la historia de Estados Unidos pero que parece insuficiente ante la magnitud de la crisis generada por la pandemia.

El plan incluía subsidios a pequeñas y medianas empresas, transferencias directas de efectivo a los hogares, y el citado fortalecimiento de los subsidios para desempleados.

Las últimas previsiones de la Reserva Federal (Fed) dibujan un oscuro panorama con una contracción económica de 6.5% para este año y una tasa de desempleo que rozará el 10%.