Estados Unidos cuestionó este jueves la “credibilidad” de los datos comunicados por China sobre el rebrote de COVID-19 ocurrido en Pekín y pidió el envío de observadores “neutrales” al país asiático.
El ministerio chino de Salud informó de 158 casos registrados la semana pasada en la capital china, donde viven 21 millones de personas, y aseguró que la epidemia estaba "bajo control".
"Esperaría que sus números y sus informes sean más precisos de lo que vimos en el caso de Wuhan y otros lugares de China, pero eso está por verse", dijo el secretario de Estado adjunto para Asia Oriental, David Stilwell.
Washington acusa a Pekín de haber mentido en su balance oficial sobre la epidemia que, según las autoridades chinas, ha dejado cerca de 83,300 casos y más de 4,600 fallecidos en el país desde que fue detectado el primer contagio en la ciudad de Wuhan, en diciembre del 2019.
La administración de Donald Trump considera también que China ocultó la magnitud y la gravedad iniciales de la pandemia, lo que facilitó la propagación del virus que ha matado a más de 450,000 personas en todo el mundo y obligado a confinar las poblaciones y paralizar, por tanto, las economías.
"Cuando se trata de datos, la credibilidad es importante. Y cuando se ha perdido toda la credibilidad, es difícil recuperarla", declaró Stilwell.
El alto funcionario citó "evaluaciones muy creíbles y no politizadas procedentes de publicaciones científicas" según las cuales es "imposible" que el balance chino refleje la realidad. Las cifras verdaderas podrían ser "10 veces" más altas de las comunicadas por Pekín, añadió.
Según él, “la única forma” de “restablecer” la credibilidad de China sería “aceptar el envío de observadores neutrales que ayuden a entender lo que pasó exactamente” al principio de la pandemia.