(EFE/ Gobierno De El Salvador).
(EFE/ Gobierno De El Salvador).

Las dos nuevas cárceles que el presidente de, Daniel Noboa, prevé construir en el país bajo un modelo similar al de su homólogo en El Salvador tendrán un coste aproximado de unos US$ 125 millones.

Así lo anticipó este miércoles el viceministro de Finanzas, Daniel Falconí, en un taller sobre el proyecto de presupuesto estatal presentado el martes por el Gobierno para su correspondiente debate y aprobación en la Asamblea Nacional (Parlamento).

Esa partida de US$ 125 millones forma parte del plan anual de inversiones del Ejecutivo, que asciende a más de US$ 1,700 millones.

Falconí detalló que ese es el presupuesto inicial para las dos cárceles, que podría elevarse a unos US$ 140 millones de dólares en función de ciertas variables en su construcción.

La ubicación de las dos cárceles está contemplada en la costera provincia de Santa Elena y en la amazónica de Pastaza, donde las organizaciones indígenas han manifestado su oposición a tener esta prisión en su provincia.

Los diseños de estas dos prisiones fueron presentados en enero por Noboa, quien a finales del año pasado anticipó que los diseños de los dos centros penitenciarios correrían a cargo de las empresas que ya concibieron las últimas cárceles que se han construido en México y El Salvador, así como en Tailandia y Singapur.

Si bien estas dos prisiones se han comparado con el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) construido en El Salvador bajo el mandato de Bukele, su capacidad será mucha menor, pues cada una estará diseñada para albergar a 736 reos, en lugar de los 40,000 reclusos que el Gobierno salvadoreño asegura que entran en su famosa penitenciaría para pandilleros.

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Las dos cárceles tendrán un módulo de alta seguridad con 160 celdas, cada una para cuatro reos; un segundo módulo de máxima seguridad, con 32 celdas y dos presos por cada una, y un módulo de “súpermáxima” seguridad para 32 reos “con un alto nivel de peligrosidad, uno por celda”.

El planteamiento de Noboa es aislar en estas cárceles a los líderes de las bandas criminales que han puesto en jaque la seguridad de Ecuador con una ola de violencia sin precedentes y que controlan internamente las prisiones ecuatorianas, donde por rivalidades entre estas organizaciones se han sucedido una serie de masacres carcelarias desde 2020 donde han muerto más de 450 presos.

Esa violencia también saltó a las calles con una escalada de asesinatos que ha hecho de Ecuador uno de los países más peligrosos de Latinoamérica, con una tasa de homicidios de unos 45 por cada 100,000 habitantes, la más alta desde que se tiene registro.

Actualmente en Ecuador hay operativas 35 cárceles donde están recluidas unas 31,000 personas, entre ellos un considerable porcentaje en régimen preventivo, sin sentencia emitida.

A inicios de enero, Noboa elevó la lucha contra el crimen organizado a la categoría de “conflicto armado interno” y declaró a 22 bandas criminales que operan en el país, principalmente dedicadas al narcotráfico, como grupos terroristas a ser neutralizados por Policía y Fuerzas Armadas.

Lo hizo después de un pico de violencia donde se dio la toma de un canal de televisión por parte de un grupo armado durante una emisión en vivo y motines simultáneos en varias cárceles del país con 200 rehenes que lograron ser liberados.

Durante esos motines se fugaron cerca de 90 presos, entre ellos Fabricio Colón Pico, considerado el presunto líder de la banda criminal Los Lobos, mientras que días antes había hecho lo propio José Adolfo Macías Villamar (‘Fito’), el líder de Los Choneros, que cumplía una pena de 34 años de cárcel por homicidio, narcotráfico y delincuencia organizada.

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