La actividad económica de Argentina volvió a caer en enero pasado, notablemente afectada por el ajuste de ‘shock’ emprendido por el Gobierno de Javier Milei y una elevadísima inflación que ha aplastado la demanda de bienes y servicios.
Según informó este martes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el estimador de la actividad económica, un indicador que sirve como anticipo provisional para medir la variación trimestral del producto bruto interior (PBI), registró en enero pasado una caída del 1.2% con respecto a diciembre último.
La bajada muestra algo de moderación con respecto al derrumbe del 2.8% que se dio en el último mes de 2023, pero, aun así, confirma el deterioro de la actividad económica de Argentina, que desde noviembre del año pasado exhibe indicadores mensuales negativos.
El informe oficial revela, además, que en enero la actividad económica cayó un 4.3% respecto a igual mes de 2023, encadenando así tres meses de bajadas interanuales.
Según la consultora LCG, la contracción económica era previsible “a partir del intento del Gobierno de corregir precios relativos y sanear las cuentas públicas”.
“Ambas cuestiones tendrán un fuerte impacto durante la primera parte del año”, apuntó la consultora en un informe.
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Milei, quien asumió la Presidencia argentina el 10 de diciembre, ha puesto en marcha un severo plan de ajuste equivalente al 5% del PBI con el objetivo de recuperar este año el superávit fiscal.
Con drásticos recortes de gastos, los efectos de su plan de ‘shock’ van más allá de las cuentas públicas. El ajuste del Gobierno nacional ha obligado a recortes en las administraciones provinciales y municipales y no hay obra pública, con un severo golpe a las empresas de construcción e ingeniería civil.
En el sector público hay despidos y salarios ajustados por debajo de la inflación (del 254.2% interanual en enero), un cuadro que tiene su réplica en el sector privado, con cese de personal y suspensiones en algunas ramas industriales.
Con ingresos deprimidos en los hogares por la carrera perdida de los salarios frente a la inflación, el consumo se ha derrumbado, obligando a su vez a muchos sectores productores de bienes y servicios ha rebajar la marcha de sus motores ante una notable caída de la demanda.
Este escenario se deja ver en los detalles del informe oficial difundido este martes: de las 16 divisiones incluidas en la medición, diez sectores productivos anotaron caídas interanuales en enero pasado, destacando las de la construcción (-16.9%), la pesca (-13.5%), la Intermediación financiera (-12.6%), la industria manufacturera (-11.3%) y el comercio (-8.2%).
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Se salvaron la agricultura, con un alza del 11.1% respecto a enero de 2023, cuando el sector atravesaba una dura sequía, y la minería que avanzó un 5.2%, gracias al impulso de los proyectos de oro, plata y litio.
“Con la excepción de la agricultura y el segmento de minas y canteras, el resto de los sectores relevantes están mostrando caídas interanuales muy considerables, y las perspectivas de corto plazo no son muy alentadoras”, apuntó la consultora Orlando Ferreres en un informe.
De acuerdo a los economistas privados que mensualmente consulta el Banco Central argentino para su informe de expectativas, en 2024 la economía argentina caerá un 3.5%, profundizando la contracción del 1.6% anotada en 2023.
Según Orlando Ferreres, “el plan de gobierno, en un entorno de escasez de divisas, tendrá efectos recesivos en los primeros meses de 2024, y los números recién mejorarán cuando llegue la cosecha gruesa” de granos de Argentina, hacia mayo.
“De esta manera, una mejora más sustancial sólo sucederá si la inflación se reduce y se eliminan los controles cambiarios”, añadió la consultora privada.
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