Un trabajador protegido con un traje especial recorre una calle del confinado distrito de Jing'an, en Shanghái, el 21 de abril de 2022. (Foto: AFP)
Un trabajador protegido con un traje especial recorre una calle del confinado distrito de Jing'an, en Shanghái, el 21 de abril de 2022. (Foto: AFP)

Cuando Rui se aventuró esta semana a salir de su apartamento en Shanghái por primera vez en 20 días, se encontró una ciudad muy cambiada por el confinamiento impuesto por el COVID-19, con libertades muy restringidas.

La capital económica de China enfrenta el peor brote de COVID que ha sufrido el país desde que comenzó la pandemia a fines del 2019 y el viernes se registraron más de 17,000 nuevos casos, una cifra que marca una baja.

Sus 25 millones de habitantes fueron confinados desde principios de abril y pueden salir puntualmente un par de horas y disfrutar algunas briznas de libertad.

Pero en el breve paseo de Rui, la mujer se encontró con un panorama surrealista: calles desiertas, escaparates entre barricadas y un salón de belleza instalado en una piscina vacía.

Cerca de su casa hay abiertas algunas tiendas, pero la entrada de los recintos está bloqueada, lo que obliga a los clientes a gritar desde la acera sus pedidos, explicó la mujer, que es encargada de comunicación de una empresa de venta por internet.

“El último tiempo fue realmente muy difícil para todo el mundo”, contó en referencia a las tres últimas semanas.

Además del confinamiento, los habitantes de Shanghái que dan positivo son enviados a centros de cuarentena, que albergan a miles de personas hacinadas.

Avenidas vacías

Ante la caída de los nuevos casos diarios, el ayuntamiento comenzó a autorizar la salida de algunos residentes y el funcionamiento de las industrias.

Las autoridades publicaron una lista de las zonas donde los confinamientos fueron relajados.

En las últimas dos semanas, 12 millones de personas fueron informadas que podían bajar las escaleras de sus apartamentos y salir a la calle, en función del nivel de riesgo del barrio donde viven.

Pero el entusiasmo fue limitado, ya que en la práctica una maraña de restricciones sigue limitando los desplazamientos y varias zonas de la ciudad podrían volver a sufrir un confinamiento estricto.

Los videos publicados en los últimos días por los habitantes de la ciudad muestran las avenidas casi desiertas, salvo por algunos repartidores o por agentes vestidos con trajes de protección.

“No puedo salir de mi barrio, pero es suficiente”, escribió un usuario de la red social Xiaohongshu, similar a Instagram.

“Distópico”

Otros se filmaron bailando en las calles comerciales que habitualmente están abarrotadas.

Un estadounidense que vive en el distrito de Jing’an, en el centro de Shanghái, calificó como “distópica” su solitaria caminata la semana pasada por las calles de la ciudad.

En medio de la eclosión de la primavera “todo parece muy limpio e inmaculado”, contó el expatriado, que pidió identificarse como Dan.

En las esquinas, los policías verificaban que las personas vinieran de un barrio de bajo riesgo.

Este dispositivo hizo que Dan se sintiera “como un delincuente”, pese a que tenía una autorización para salir.

Su libertad, de todas formas, duró poco, ya que su distrito prohibió todas las salidas desde el jueves y la situación en los otros barrios es variable.

En algunas zonas, pese a que el ayuntamiento afirma que pueden salir, sólo pueden hacerlo una vez por día.

Otros siguen confinados, pese a que viven en zonas de bajo riesgo. Para Dan esta falta de claridad es “muy frustrante”.

Las autoridades “publican listas (de zonas donde los confinamientos fueron relajados) para poder decir que las cosas están mejorando. Pero restringiendo y contradiciendo la política que ellos mismos ponen en marcha”, se quejó.