Aunque muchas de las cuestiones del tratado son técnicas, la mayoría gira en torno a la presión pesquera y a la contaminación marina, tanto la que generan los plásticos -muy poco biodegradables- como la de vertidos de líquidos altamente tóxicos, generados por centrales químicas o nucleares. (Foto: Getty Images)
Aunque muchas de las cuestiones del tratado son técnicas, la mayoría gira en torno a la presión pesquera y a la contaminación marina, tanto la que generan los plásticos -muy poco biodegradables- como la de vertidos de líquidos altamente tóxicos, generados por centrales químicas o nucleares. (Foto: Getty Images)

Las negociaciones multilaterales para cerrar el ambicioso Tratado de Alta Mar, pensado para proteger las aguas internacionales más allá de las territoriales, han concluido este viernes en Nueva York sin haber logrado un consenso final.

La última ronda de estas negociaciones, que llevan en marcha desde el 2018, se han desarrollado entre el 7 y el 18 de marzo en Nueva York, pero falta por acordar un buen número de asuntos clave, señaló Will McCallun, de Greenpeace y parte de la Alianza del Alta Mar, paraguas que agrupa a unas decenas de organizaciones ambientalistas.

Los negociadores, entre los que se encuentran 48 países miembros, se han dado un nuevo plazo no preciso para volverse a reunir, que en principio será a lo largo del 2022, toda vez que el año actual es el plazo dado por los principales actores interesados para concluir un texto.

Nos estamos quedando sin tiempo. No había un punto particular que haya impedido el acuerdo final, sino más bien ha sido el ritmo de las negociaciones, muy lento, que ni siquiera ha permitido (poner sobre la mesa) el borrador del texto para ponerlo a discusión”, dijo en un comunicado Liz Karan, de la organización Pew Charitable Trusts de Estados Unidos.

Los países necesitan el tratado este año -prosiguió- para establecer zonas de protección marina y contribuir así a proteger al menos el 30% de la superficie marina global y garantizar así la salud de los océanos”, razonó.

Y aunque sea decepcionante que los países no hayan podido finalizar el tratado, nos animan los progresos que sí se han conseguido. Es esencial ahora seguir adelante y aprovechar este impulso para tener pronto otra ronda negociadora”, concluyó Karan.

Aunque muchas de las cuestiones del tratado son técnicas, la mayoría gira en torno a la presión pesquera y a la contaminación marina, tanto la que generan los plásticos -muy poco biodegradables- como la de vertidos de líquidos altamente tóxicos, generados por centrales químicas o nucleares.

El multilateralismo ambiental está en una encrucijada crítica para nuestro planeta. Los que toman decisiones tienen ahora una oportunidad clara para crear progresos significativos hacia la disminución de la contaminación transfronteriza”, dijo por su parte Fabienne McLean, de Ocean Care.