Gran parte de la ropa donada no llega a tener “una segunda vida”, según la organización ecologista Greenpeace, que para demostrarlo ha colocado geolocalizadores en 29 prendas depositadas en contenedores municipales y en tiendas de Zara y Mango, que ya han viajado o viajarán miles de kilómetros con un futuro incierto.
Así, tras cuatro meses de seguimiento, solo se pudo confirmar la reutilización de una de las prendas, que fue adquirida en una tienda de segunda mano en Rumanía, según Greenpeace, que, coincidiendo con la celebración del Black Friday, en el que las marcas incitan a la compra masiva con agresivos descuentos, busca denunciar el problema que supone la superproducción de ropa y calzado.
Del resto de prendas, parte se sigue moviendo y parece que no ha llegado a su último destino a pesar de que ya han recorrido miles de kilómetros, hasta lugares como Chile, Pakistán, India o Togo; y otras están en almacenes en polígonos industriales de España o, simplemente, “siguen sin dar señal”.
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Seguimiento desde 11 provincias
Los dispositivos de localización fueron colocados en julio y agosto en prendas (ropa y calzado) aptas para una segunda vida, que posteriormente depositaron en contenedores de 11 provincias españolas situados tanto en la vía pública como en tiendas de Zara y Mango, cadenas que colaboran con organizaciones como Cáritas.
La primera gran sorpresa fue “descubrir” que en ambos casos las entidades de gestión son las mismas, según Greenpeace, que apuntó que han localizado prendas procedentes de los dos sistemas en Emiratos Árabes Unidos que, junto a Pakistán, cuenta con centros de recepción internacionales de ropa ubicados en zonas francas para facilitar su reexportación.
Otras prendas han sido localizadas en África, concretamente en Egipto, Togo y Marruecos, ha señalado la organización ecologista. Según la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 46% de los textiles usados exportados desde la Unión Europea acaba en un país africano, donde el 60% es revendido y el 40% restante se desecha, muchas veces directamente en el medio ambiente.
Alrededor de la mitad de las prendas marcadas aún no ha salido de España, aunque sí ha cambiado una o varias veces de lugar, según Greenpeace, que explicó que esto se debe a que cuatro meses son insuficientes para hacer un seguimiento completo hasta el destino final de cada artículo, que puede seguirse en la web de la organización ecologista.
Durante el desarrollo del trabajo, según la misma fuente, también detectaron la existencia de un “circuito irregular” de gestión de residuos textiles que escapan de la gestión autorizada por los ayuntamientos, que tienen la competencia de la recogida selectiva de residuos.
Hay que cambiar el sistema
La investigación pone de manifiesto la necesidad de cambiar radicalmente el modelo de producción y consumo de ropa y evitar caer en falsas soluciones o parches que retrasen este cambio, defendió Greenpeace en un comunicado.
La gestión efectiva de la ropa usada para que no suponga un problema medioambiental y social cada vez mayor, a la que las marcas de ropa estarán obligadas a partir de 2025, tiene que estar acompañada de una reducción drástica de la producción, un aumento de la durabilidad y la calidad de las prendas, advirtió.
Mango e Inditex (Zara) puntualizan
Tras la publicación del informe, desde Mango e Inditex explicaron que disponen de contenedores en sus tiendas para que los usuarios puedan depositar en ellos sus prendas en colaboración con entidades sin ánimo de lucro, que son las que las clasifican para su reutilización, reciclaje o cogeneración eléctrica en función de su estado.
Mayoritariamente, el residuo textil depositado en los contenedores se destina a reutilización, quedándose una pequeña parte en España para la venta de segunda mano y el resto es exportado, “siendo antes siempre clasificado para su reutilización o reciclaje, tal y como establecerá la futura regulación europea que no permitirá la exportación de residuos textiles no clasificados”, explicaron desde Mango.
Desde Inditex, grupo al que pertenece Zara, apuntaron que los acuerdos con esas entidades incluyen la prohibición expresa de desviar prendas a vertederos y a determinados mercados de exportación debido al riesgo de generar impactos negativos en esas comunidades.
“Más del 60% del total de prendas son reutilizadas, bien a través de donaciones a personas que lo necesitan o revendidas para financiar proyectos sociales”, aseguraron desde el mayor grupo textil del mundo.
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