Argentina podría quedarse sin café en menos de dos meses, luego que el gobierno de Alberto Fernández decidiera implementar nuevas medidas sobre las importaciones, que cada vez son más limitadas.
Este insumo, que no se produce en el país del sur porque el clima no lo permite, es 100% importado de otras regiones, y los límites impuestos recientemente ponen en riesgo su consumo en todas las cafeterías del país, señala Los Andes.
“El tema del café es gravísimo, las últimas medidas han restringido aún más el poco cupo que había. Los trámites de importación comienzan a ser denegados y corren peligro los stocks”, aseguró Marcelo Salas, dueño de la cadena Café Martínez.
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Los empresarios cafeteros señalan que podría faltar café en 30 o 45 días, y como el producto es importado, no tienen forma de reemplazarlo. “En la Argentina no se producen los granos de café que luego pasan a ser molidos y envasados por los fabricantes locales”, señalan.
“Si la situación se mantiene y no podemos abastecer a los locales, la facturación caería un 45%”, señaló Marcelo Salas, socio y director de la empresa. “Nos queda stock de café para 30 o 45 días”, lamentó.
Por ejemplo, Café Martínez tuvo que reducir la venta de sus cafés envasados en supermercados y sus importaciones a otros países para compensar la falta del principal insumo, ya que existe el temor de quedarse desabastecidos en sus 210 locales en toda Argentina, donde trabajan unas 3.000 personas.
“Toda la venta en supermercado se va a retrasar, porque tenemos como prioridad abastecer a los locales, donde tenemos que proteger los empleos. Estimamos que hoy estamos entre 38% y 40% por debajo en la venta en los supermercados. En los locales de la cadena, el 50% de la facturación es la venta de café en grano (envasado) o para consumir en pocillo”, precisó Salas.
Mantener la empresa a flote
Uno de los métodos que aplica actualmente Salas para que su empresa siga a flote es tener 9 listas de precios según las zonas. “Hay aumentos puntuales que se hacen quirúrgicamente para evitar que caigan las ventas y acomodarse a las posibilidades reales de la gente. Claramente, la economía argentina no está manejada por quienes las practican”, detalló.
De no revertirse esta situación, esta empresa argentina y muchas otras deberán recurrir al uso del dólar blue, y su impacto se verá reflejado en el bolsillo de sus consumidores.
“Tener que empezar a pagar las importaciones al valor del dólar financiero sería tristísimo, porque deberíamos llevar el producto al doble de lo que está hoy, que ya es caro. Hoy ya es difícil para mucha gente acceder a un café o un desayuno, y esto es una pena porque mucha gente en épocas como esta reemplaza algo para comer en la cafetería porque no lo alcanza para el almuerzo”, indicó.
“Estábamos por entrar con la venta de café a los supermercados de Chile y tuvimos que dar marcha atrás. No podemos cumplir con los contratos y luego poder reconstruir ese canal nos va a llevar años, se pierde la confianza”, lamentó Salas.
Sin embargo, agregó que el tema de la importación no es el único problema, “esta es temporada alta y se nos da una sumatoria de problemas. Al cepo (resticción) para importar se agregan los problemas de transporte en Brasil, la falta de containers para el comercio exterior y, sobre todo, las fricciones políticas del país que no ayudan. Necesitamos algo de tranquilidad y de perspectiva”, finalizó.