No escatima en críticas hacia los regímenes bolivarianos, pero tampoco es condescendiente con la centroizquierda: el futuro presidente de Chile, el progresista Gabriel Boric, transita en un territorio poco explorado en la región, que algunos expertos ya se aventuran a bautizar como una nueva izquierda latinoamericana.
“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba”, solía repetir durante la campaña electoral quien se convertirá este viernes, con apenas 36 años, en el presidente más joven de la historia chilena.
Bregado en las luchas estudiantiles y con marcadas convicciones ecologistas, feministas y regionalistas, Boric será también el primer mandatario que no forma parte de los dos bloques tradicionales de centro que han liderado Chile desde el retorno a la democracia en 1990.
El que fue diputado durante ocho años es un firme defensor del proceso constituyente en el que está inmerso Chile, quiere un modelo de bienestar parecido al europeo, con un nuevo sistema de pensiones que reemplace al actual -de capitalización individual y heredado de la dictadura-, y propone una ambiciosa reforma tributaria para recaudar en cuatro años hasta el 5% del Producto Bruto Interno (PBI).
“No es un populista”
Para Carlos Malamud, investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano, Boric es “singular” en la región por varias razones, como “su marcada juventud”, “su experiencia política pero no de gestión” y “su lejanía con los postulados populistas que han marcado la izquierda continental todo este tiempo”.
“Boric se vende como socialdemócrata, una definición que no es muy usual en Latinoamérica y es bastante denostada por los bolivarianos”, indicó.
De hecho, el ilegítimo presidente venezolano, Nicolás Maduro, se refirió a él en febrero como una “izquierda fracasada y cobarde frente al imperialismo y las oligarquías”.
La politóloga Julieta Suárez-Cao, de la Universidad Católica, coincide en que Boric es todo menos un populista, pero difiere con Malamud en su etiqueta: “Más que socialdemócrata, creo que es una reformulación de la izquierda institucional latinoamericana”, afirmó.
“Boric irrumpe en el escenario político chileno como una alternativa que cuestiona el legado de los gobiernos de centro izquierda”, agregó Guillermo Pérez, del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).
Aunque ganó las elecciones con una coalición entre el Frente Amplio y el Partido Comunista, el exlíder estudiantil ha integrado en su gabinete a figuras moderadas, en un intento por contentar al conservador y temeroso empresariado chileno.
En Hacienda colocó a Mario Marcel, expresidente del Banco Central y paladín de la consolidación fiscal, mientras que en Cancillería nombró a Antonia Urrejola, expresidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y crítica acérrima de Maduro, así como del nicaragüense Daniel Ortega y el cubano Miguel Díaz-Canel.
“Por mucho que Boric se presente como un líder distante de los bolivarianos, dentro de su coalición hay partidos que han sido muy ambiguos en sus condenas, como los comunistas”, alertó Pérez.
¿Se parece a Lula o Mujica?
El ex vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera y la filósofa belga Chantal Mouffe son sus grandes referentes intelectuales y es muy cercano al expresidente uruguayo José Mujica y a Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, fundadores del partido español Podemos.
Pese a situarse en el mismo espectro ideológico, Suárez-Cao considera que Boric tiene poco que ver con presidentes progresistas en ejercicio, “mucho más populistas y tradicionales” y poco dados a criticar a Maduro, como Andrés Manuel López Obrador (México), Pedro Castillo (Perú), Luis Arce (Bolivia) o Alberto Fernández (Argentina).
Malamud, de Elcano, ve alguna semejanza con el Frente Amplio uruguayo, aunque con matices: “Tabaré Vázquez o Mujica vivieron la Guerra Fría y la Revolución Cubana, lo que indudablemente marcó su manera de entender el mundo”.
También le han comparado con el expresidente brasileño Lula da Silva, que se perfila como favorito si, como parece, se presenta a los comicios de octubre.
“Boric puede entenderse como una nueva izquierda por su juventud pero tiene una similitud con Lula. De hecho, es uno de los invitados a su investidura”, apuntó Sebastián Salazar, de la Universidad de O’Higgins.
Para Pérez, del IES, el futuro presidente chileno “tiene dos almas que entran en conflicto de forma constante”: una más revolucionaria y otra más moderada y estadista, que terminó imponiéndose al final de la campaña electoral.
“Si gobierna la primera -concluyó-, es probable que Boric no marque mucho la diferencia en la escena latinoamericana. En cambio, con la segunda, puede aportar a la discusión y convertirse en una especie de bisagra entre los mandatarios de la región”, concluye.