El gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, tendrá a los inversionistas en alerta máxima el miércoles cuando presente un plan detallado de endurecimiento cuantitativo tras años de relajación masiva. Además, es posible que añada un alza de las tasas de interés.
Aunque solo un 30% de los analistas del Banco de Japón prevén un alza como hipótesis de base, casi nadie descarta esa posibilidad, según una encuesta de Bloomberg. El alto grado de incertidumbre ha impulsado al yen y a las acciones japonesas en una montaña rusa que probablemente continuará hasta la decisión y más allá.
Algunos funcionarios del Banco de Japón están abiertos a la idea de subir las tasas este mes si la inflación se mantiene en línea con las previsiones, según personas familiarizadas con el asunto. Otros consideran que el banco central puede mantener la calma mientras espera más datos con la esperanza de ver señales de un resurgimiento del gasto de los consumidores.
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Todo esto se traduce en una reunión inusualmente tensa en la que el gobernador puede acabar marcando el rumbo de la política monetaria ejerciendo su voluntad. El resultado repercutirá en los mercados mundiales, con el yen en un punto de inflexión en el que puede prolongar el notable repunte de este mes o volver a caer a mínimos de varias décadas.
La Fed de EE.UU. se reúne unas horas después que el Banco de Japón, y sus señales sobre las tasas de interés en EE.UU. pueden amplificar enormemente los movimientos del mercado que se inicien durante las operaciones asiáticas, o hacerlos retroceder rápidamente.
Los precios de los mercados de swaps a primera hora del lunes sugerían una probabilidad del 50% de un alza de tasas de 15 puntos básicos para el 31 de julio, frente al 25% de hace una semana.
Otro acontecimiento clave de esta reunión será la publicación del primer plan de reducción de compra de bonos. El banco emprenderá la senda del endurecimiento cuantitativo después de que el programa de relajación monetaria masiva que se prolongó durante más de una década, finalizara finalmente en marzo.
Los funcionarios del Banco de Japón no tienen intención de sorprender a los participantes del mercado con sus recortes en la compra de bonos, y son muy conscientes de lo que se espera. La opinión generalizada en el mercado es que el ritmo mensual de compra de bonos se reducirá inicialmente a 5 billones de yenes (US$32.000 millones) desde los 6 billones actuales a partir del próximo mes, antes de reducirse finalmente a la mitad en dos años.
La evolución del yen tras la decisión del Banco de Japón es otro factor primordial que el banco probablemente tendrá en cuenta, especialmente tras las sospechas de intervenciones monetarias por parte del Ministerio de Finanzas este mes.
El yen se ha mostrado volátil, pasando en el espacio de un mes de un mínimo de 38 años a un máximo de dos meses, a medida que los operadores deshacían posiciones centradas en la diferencia de tasas entre Japón y EE.UU.
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