La última vez que Luis Caputo negoció con el Fondo Monetario Internacional, los fuertes desacuerdos sobre cómo gestionar la moneda argentina lo llevaron a renunciar al cargo de presidente del banco central del país.
Poco más de cinco años después, Caputo ha vuelto para un segundo acto, y el FMI que forzó su salida durante aquellas negociaciones de 2018, aplaude ahora sus esfuerzos iniciales por rescatar una economía que se hundió aún más en la crisis.
Caputo, designado por el presidente libertario Javier Milei para dirigir el Ministerio de Economía, alcanzó el miércoles un acuerdo con técnicos del organismo crediticio con sede en Washington sobre cómo salvar un programa de ayuda de US$ 44,000 millones que, según dijo el FMI el miércoles, se “descarriló severamente” con el Gobierno anterior.
El acuerdo es fundamental para desbloquear un desembolso de US$ 4,700 millones del FMI que Argentina necesita para pagar deudas que posee con el propio Fondo, y también proporcionará un respiro hasta la siguiente revisión del organismo en mayo. Caputo y Milei pueden decidir si negocian un nuevo acuerdo o buscan más recursos. A corto plazo, Caputo ha visto solo una opción.
“Lo que hemos hecho fue la alternativa más viable”, dijo Caputo a reporteros durante una conferencia de prensa la noche del miércoles. “Si quisiera ir a un nuevo programa y eventualmente buscar nuevos fondos, el FMI está abierto a esa posibilidad. Pero honestamente creemos que es hora de que el país resuelva sus problemas financieros, o como he dicho, sus problemas estructurales de raíz”.
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Las oficinas de prensa del FMI y del Ministerio de Economía no respondieron a múltiples peticiones de comentario ni a preguntas por escrito. En un comunicado el miércoles, el FMI elogió el “sólido paquete de políticas” de Caputo, pero reconoció que “el camino hacia la estabilidad será difícil, con condiciones que empeorarán antes de mejorar”.
El acuerdo marca un giro radical para Caputo y el FMI, precipitado por el continuo declive de Argentina y la decisión de Milei de recetar una “terapia de shock” para revertir curso. Su capacidad para llegar a un acuerdo con una institución que una vez lo expulsó del Gobierno podría, por mientras, ayudar a reforzar el optimismo del mercado de que puede sortear la gran cantidad de problemas que afectan a la segunda mayor economía de Sudamérica.
“Será un Caputo más hábil políticamente, tiene más experiencia en el gobierno”, dijo Gustavo Flores-Macías, profesor de políticas públicas de la Universidad de Cornell. El Gobierno y el FMI “están más alineados ahora que en 2018, y Milei tiene la ventaja de aprovechar esta luna de miel en los mercados financieros internacionales”.
“Me tuve que ir”
Los problemas entre Caputo y el FMI comenzaron casi inmediatamente después de que el expresidente Mauricio Macri lo nombró para dirigir el banco central en junio de 2018.
Caputo, un veterano de Wall Street, se había opuesto al acercamiento inicial de Argentina a la entidad crediticia internacional anteriormente ese año, una posición que junto con su falta de experiencia en política monetaria hizo que el personal del FMI considerara su nombramiento como “otro gran error de Macri”, escribió el exnegociador Alejandro Werner en un libro publicado el año pasado.
Werner agregó que Caputo siempre prefirió comunicarse con los funcionarios del FMI con “llamadas urgentes y solicitudes de ‘vida o muerte’” para hacer parecer que la crisis era inminente, en un intento por presionar al FMI para que hiciera concesiones.
Sin embargo, la principal fuente de tensión era la forma de gestionar la debilitada moneda argentina. Caputo quería el derecho de intervenir libremente en los mercados de divisas para apuntalar el peso, que en aquel momento operaba bajo un tipo de cambio flotante sin ningún control. Pero el FMI se opuso a utilizar su dinero de esa manera.
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En septiembre de 2018, la entonces directora Christine Lagarde criticó las comunicaciones del banco central argentino con los mercados en una entrevista con el Financial Times. Caputo renunció poco después, dejando la sensación de que se había enviado un mensaje claro.
“Me tuve que ir”, relató en un evento en 2019, agregando que los funcionarios del FMI habían dicho que no lo aguantaban más.
Desde entonces, las dos partes han acercado sus posiciones.
Para abril de 2019, el FMI había dado marcha atrás, permitiendo al sucesor de Caputo intervenir como él había querido originalmente. Durante el mandato del expresidente Alberto Fernández, el FMI suavizó totalmente su enfoque, dejando que su Gobierno mantuviera un tipo de cambio artificialmente fuerte a través de varias intervenciones y una red cada vez mayor de controles de divisas que se convirtieron en un problema para la economía.
Caputo, por el contrario, regresó al Gobierno con el mandato de deshacer esos controles. En diciembre, anunció una serie de fuertes recortes del gasto y una devaluación del peso del 54%, una medida que la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, celebró como “un paso importante hacia el restablecimiento de la estabilidad y la reconstrucción del potencial económico del país” en una publicación en redes sociales.
Sin embargo, persisten numerosos escollos potenciales. No está claro con qué rapidez podrán Caputo y Milei poner fin a los controles cambiarios, o si el FMI mantendrá su laxa postura respecto de la intervención, ya que el peso enfrenta pérdidas que podrían reavivar los debates que causaron fricciones en el pasado.
Por ahora, Caputo ha mantenido el régimen cambiario de paridad móvil que heredó para dar prioridad a la austeridad fiscal. El banco central, por su parte, también ha dejado que el peso se devalúe un 2% al mes, un ritmo que los inversores consideran insuficiente con los precios que suben a tasas muy superiores.
Ante inminentes huelgas sindicales y señales de que el optimismo del mercado empieza a desvanecerse, la habilidad de Caputo para comunicarse tanto con inversores como con el público será crucial.
“El aspecto de la comunicación será fundamental”, dijo Flores-Macías. “El encuadre de las negociaciones será muy importante si este programa tiene éxito o no”.
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