Cinco años después de las masivas protestas que ocuparon las calles de Chile para pedir transformaciones estructurales y una nueva Constitución, un 88% de los chilenos sigue anhelando cambios, reveló un estudio publicado el miércoles por el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas.
A casi una década de la última versión, en 2015, y el primero elaborado desde el estallido social, el Informe sobre Desarrollo Humano en Chile 2024 halló que un 59% de los habitantes opina que el país se ha deteriorado en los últimos años, en contraste con el 21% que creía lo mismo hace una década.
“Las personas quieren cambios profundos y graduales; tienen una visión pragmática y diversa, con aspiraciones que son una mezcla de seguridad, derechos sociales y crecimiento económico”, dijo en un comunicado Georgiana Braga-Orillard, directora del Programa en Chile.
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En los últimos cinco años el país sudamericano ha vivido un periodo de convulsión social y política. En 2019, la reprimida insatisfacción popular explotó en un violento estallido social al que se siguieron multitudinarias protestas en las que centenares de miles de chilenos ocuparon las calles para exigir mejores pensiones, salud y educación.
Las manifestaciones fueron duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad y se saldaron con 30 muertos y miles de heridos. Asimismo, llevaron a la redacción de dos nuevas propuestas de Constitución en un intento de reemplazar la actual que data de 1981, cuando el país se encontraba bajo la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
Pero ambas fueron rechazadas y actualmente la mayoría de las demandas para terminar con la desigualdad siguen sin respuestas.
De acuerdo con el informe de Programa, un 67% de los chilenos opina que los liderazgos políticos son los principales responsables de obstaculizar los acuerdos para resolver los problemas de la nación, mientras que 63% cree tener poca capacidad para cambiar el país —18 puntos porcentuales más respecto de hace 25 años—.
Pero en medio del miedo y la desilusión, y “pese al deseo mayoritario de cambios profundos”, la disposición de las personas a asumir costos por los cambios es “baja”, por lo que el pesimismo sobre el futuro colectivo se triplicó en la última década, puntuó el informe.
Así, la participación en organizaciones sociales alcanza mínimos históricos, según datos de 30 años del organismo, agregó la publicación.
Por otro lado, la ciudadanía se muestra “más paciente y realista”, con un 57% de los chilenos apuntando que prefieren que los cambios sean graduales. El estudio detectó además una mayor adhesión y defensa de la democracia (un 58% de las personas asegura que la democracia es “preferible a cualquier otra forma de gobierno”), así como una “alta intolerancia a la desigualdad”, la valoración de los proyectos colectivos y la resiliencia del sistema político como motor para fomentar los cambios.
Al recibir el informe de las manos de la directora del Programa, el presidente chileno, el izquierdista Gabriel Boric y quien asumió el poder en marzo de 2022, afirmó que “es muy importante la reflexión respecto a los cinco años del estallido”.
“Este informe es bien simbólico porque se dejó de hacer porque estábamos graduados con un nivel de desarrollo humano muy alto” pero “claramente después nos pasaron cosas que nos sorprendieron a todos y que mostraron que había mucho todavía pendiente”, recalcó el mandatario en una ceremonia en Santiago.
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