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De acuerdo con los resultados del Índice de Competitividad Regional (Incore), elaborado por el IPE, Puno se ubicó en el puesto 23 (de 25 departamentos) en cuanto a desarrollo económico y social. Si analizamos los pilares del índice, se ubica en las últimas posiciones en lo que respecta a Salud, Laboral, Infraestructura y Entorno Económico.

Asimismo, según cifras del INEI, la población de Puno en situación de pobreza es de un 42.5%; mientras que el 53% es considerado pobre multidimensionalmente; es decir, que no contaban con al menos un servicio básico que garantice una calidad de vida mínima.

Si hablamos de salud, el porcentaje de menores de 5 años con desnutrición crónica es de 14.2%, por encima del promedio nacional (12.1%). Además, el número de médicos por cada 10,000 habitantes es de 11.3, por debajo del promedio nacional (26.4).

En lo que respecta a educación, el porcentaje de analfabetismo en la población de 15 años a más fue de 9.9%, superior al promedio nacional (5.5%). Asimismo, el 26.1% de colegios privados y públicos cuenta con acceso a electricidad, agua y desagüe, por debajo del promedio nacional (41.4%).

En los últimos años, la agricultura, ganadería, caza y silvicultura, se posiciona como la principal actividad productiva del departamento. Entre el 2008 y 2019, esta creció a una tasa promedio anual de 4.2%, al pasar de S/ 987 millones a S/ 1,548 millones. Cabe mencionar que, a pesar de la pandemia, en el 2020, el sector evidenció un dinamismo de 3.8%.

En cuanto al desempeño de sus exportaciones, estas crecieron a una tasa promedio anual de 18.9%, en el periodo 2001-2019, liberado por los envíos de minerales. En el 2020, las exportaciones registraron un total de US$ 1,444 millones, un 46.3% más respecto del 2019.

Entre los principales destinos de las exportaciones del departamento, figuran India, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Estados Unidos y Canadá, siendo los principales productos de exportaciones el oro y la lana.

En lo que se refiere a las micro y pequeñas empresas (mypes) del departamento, en el 2020, el 89% de estas unidades de negocios fue informal; sus ventas registraron una caída de 49.1% en ese mismo año; y el Índice de Capacidad Formal de estas no supera el 0.25, ubicándola en el puesto 9 respecto a los demás departamentos a nivel nacional.

Adicionalmente, un sector por mencionar es el de alojamiento y restaurantes, ligado fuertemente al turismo. Este alcanzó un crecimiento promedio anual de 5.1% en el periodo 2010-2019, pasando de S/ 138 millones a S/ 216 millones. En el 2020, como consecuencia del COVID-19 y las acciones tomadas para frenar el brote de esta, registró una caída de 51%.

Puno, al igual que la gran mayoría de departamentos del país, adolece de una administración pública que no vendría traduciendo sus recursos en bienes y servicios públicos de calidad.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el presupuesto público por habitante de Puno ha crecido 99% en la última década, al pasar de S/ 2,398 a S/ 4,766; mientras que el promedio nacional lo hizo en 68%.

En el periodo 2011-2020, la ejecución de la inversión pública de los Gobiernos locales de Puno se ha estancado en alrededor de 65%. Asimismo, al tercer trimestre del 2021, apenas alcanza un 48% de ejecución; mientras que el Gobierno regional, apenas un 27.8%.

Cabe mencionar que, al tercer trimestre del 2021, la Municipalidad Provincial del Collao-Ilave, es la que recibe mayor presupuesto para inversión pública, pero solo registra un avance de 19%.

Si de reducir la pobreza y brindar servicios públicos de calidad se trata, poco o nada harían cambios normativos como el de una nueva Constitución.

La evidencia nos muestra que una de las principales falencias se encuentra en la administración de los recursos públicos. El problema no es la Constitución, el problema no es el sistema económico peruano, sino el cómo se traduce el crecimiento reflejado por años en mayor bienestar para la población.