El consumo de vino en Perú sigue creciendo tras su auge durante la pandemia, y está próximo a ubicarse en los tres litros per cápita, dejando al pisco en menos de 0.70 litros al año. Un panorama que, además, ha dado pie a otro tipo de inversiones por parte de las bodegas y viñedos en Ica, región que concentra mas del 60% de las áreas de uva en el país.
De acuerdo al presidente del Comité Vitivinícola de la Cámara de Comercio de Ica, Alan Watkin, por ahora existen diez bodegas que están invirtiendo regularmente en acondicionar sus espacios para recibir a turistas que disfrutan del aire libre y el vino (enoturismo). Pero el gremio sabe que hay otras marcas (de las 250 que existen solo en Ica) que también están apuntando al mismo objetivo.
“El enoturismo es una vertiente interesante y las bodegas están invirtiendo no menos de US$ 5,000 para implementar habitaciones modernas, restaurantes y otros ambientes agradables para el amante del vino. Están invirtiendo también en la capacitación de idiomas del personal en que trabajará de guía. Pese a lo mal que nos fue en precios durante la pandemia, eso hizo que abriéramos los ojos a otras alternativas dentro del negocio”, afirmó.
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Ica recibe al año más de medio millón de turistas nacionales y extranjeros, y se espera que al menos un 10% de ese total visite una bodega o un viñedo, con picos interesantes durante el Festival de la Vendimia. Una primera experiencia para los empresarios fue este año, cuando el festival ayudó a que las bodegas arrojen cifras en positivo.
Según Watkin, la proyección es que las ventas a nivel nacional crezcan al menos un 10% este 2022, en tanto, las de pisco se mantendrían.
¿Internacionalización?
De las cerca de 500 bodegas que hay a nivel nacional, al menos la mitad se ubican en Ica y se dedican tanto a la producción de vino como de pisco. Pero de este total, solo un 20% (100) han logrado acceder a Lima, el principal mercado a nivel nacional.
Mientras que menos del 5% logra exportar su producto. El principal mercado es Estados Unidos y Europa, así como el Asia, pero en este último destino todavía es en muy pocas cantidades.
“Algunos dueños de viñedos también están evaluando llegar a Cusco y Trujillo, el problema es la logística de distribución de los envíos, eso solo lo han podido conseguir el 5% del total de bodegas, las más grandes”, añade Watkin.
Y agrega: la producción de pisco no ha dejado de ser la columna vertebral de las bodegas y viñedos pero el vino es el producto que se elabora con mayor importancia desde la pandemia. “No creo que menos del 20% de la uva pisquera (quebranta) se destine al vino”.
Cabe indicar que para la producción del vino peruano se utiliza principalmente las variedades de uvas nobles como el Malbec y Cabernet, mientras que para el pisco, la uva quebranta; pero ahora, está siendo seleccionada para la producción vitivinícola por lo que sus áreas se están expandiendo en la región del sur, en momentos en que en Ica se reactiva la producción de algodón, cultivo que también busca ampliar su producción.
Así, los productores vitivinícolas están afrontando los altos precios de los terrenos en la zona del valle (con acceso a agua) que puede alcanzar los US$ 18,000 por hectárea. Otros empresarios, en tanto, optan por el alquiler de hasta 15 hectáreas,
Los envíos aún se destinan a mercados limitados, pero Watkin no descarta que la situación económica en Argentina y Chile (alta inflación), importantes productores mundiales de vino y principales abastecedores de Perú, genere una pequeña ventana de oportunidad.
“No obstante, en el caso de Argentina son bastante nacionalistas con su vino, sin embargo, podemos aprovechar las colonias peruanas en los países de la región y en otros mercados para llegar a nuevos destinos”, anota.
Mayor difusión
Aunque el consumo de pisco a nivel local es menor a un litro al año, las propuestas de difusión y promoción de parte del gobierno han tenido un mayor impulso respecto al vino que se produce en el país, señala Watkin.
Sin embargo, agrega que desde el sector privado se están haciendo esfuerzos importantes. Hace poco concluyó una nueva edición del Salón del Vino que congregó a más de 300 etiquetas en Perú. Y para octubre, se organizará el tercer concurso de vinos. Estos espacios, dice, son los que ayudan con la difusión del vino peruano y buscan que el consumidor nacional no asocie una producción local con una supuesta mala calidad.