El dinamismo de las ventas de vehículos seminuevos fue menor en el segundo semestre en comparación con el primero.
El dinamismo de las ventas de vehículos seminuevos fue menor en el segundo semestre en comparación con el primero.

La venta de vehículos seminuevos en diciembre del año pasado alcanzó las 41,783 unidades, con lo cual durante todo el 2022 se transfirieron 602,919 vehículos, alcanzando un crecimiento de 18.3% en comparación con el 2021, de acuerdo con información oficial de Sunarp.

Este resultado es consecuencia de la recuperación de sectores económicos que venían rezagados tras las primeras olas de la pandemia, por la mayor movilidad de las personas hacia centros laborales, educativos y puntos de entretenimiento y ocio así como la resiliencia mostrada por el consumo privado, a lo que se sumó la menor disponibilidad de vehículos nuevos por problemas en la cadena global de suministros”, aseguró Alberto Morisaki, gerente de Estudios Económicos y Estadísticas de la Asociación Automotriz del Perú (AAP).

Al comparar los resultados del 2022 con los obtenidos en el 2020 y 2019, Morisaki señaló que se observa una expansión de 60.3% y 28.2%; respectivamente. “La cifra alcanzada el año pasado significó que se vendieran cuatro vehículos seminuevos por cada vehículo nuevo comercializado”, apuntó.

No obstante, dijo, es importante indicar que el dinamismo de las ventas de vehículos seminuevos fue menor en el segundo semestre en comparación con el primero.

Una situación que se dio en línea con el comportamiento de la actividad económica nacional, la cual ha venido desacelerándose”, comentó Morisaki, tras anotar que entre los factores que motivaron este comportamiento se encuentra el incremento de la inestabilidad política y económica que viene viendo el país desde el segundo semestre del 2022.

El gerente de Estudios Económicos y Estadísticas de la AAP espera que para el 2023, dichas ventas registren una variación positiva, aunque menor a la reportada el año pasado; comportamiento que se sustenta en el enfriamiento que vienen mostrando la demanda interna (por el pobre desempeño de la inversión privada y el menor crecimiento del consumo), el aumento de la conflictividad social, la persistente inflación alta y el deterioro de algunos indicadores laborales.