La tecnología avanza a pasos agigantados en el mundo y de manera trasversal en diversos sectores. El mercado laboral y, cómo no, el educativo, encargado de formar a los futuros trabajadores, no son ajenos a esta evolución.
Es por ello que se requiere una adaptación constante hacia las nuevas demandas globales. En entrevista con Gestión, Antonio Rodríguez-Campra, director de Educación Virtual de la Universidad Privada del Norte (UPN), analiza el panorama actual a nivel mundo, nacional, el aporte de la tecnología en el cierre de brechas y más.
- A nivel global, ¿qué tendencias demanda el mercado laboral?
Hay una exposición muy grande, sobre todo en el ámbito global, que hace que el hoy estudiante, quien será mañana trabajador, tenga una alta competencia con pares de todo el mundo. Es un cambio drástico. Al mismo tiempo, hay un mundo mucho más interconectado, el cual requiere que la tecnología pase por soluciones globales para atender problemas complejos.
El trabajador de hoy tiene que solucionar temas relacionados con la desigualdad, la brecha de género, relacionados con el cambio climático, problemas que son globales y, por lo tanto, requieren que haya una mentalidad más holística para abordar los problemas. La tecnología cambia totalmente el panorama en todos los sectores productivos.
- ¿Cómo se ve esto en el Perú?
En este caso concretamente se suma el tema de las brechas en competencias básicas. Una cosa es hacia dónde va el mundo y lo que se necesita para trabajar y otra es cómo llegan los estudiantes de secundaria a la universidad. Es decir, a su nivel en matemáticas, razonamiento matemático, ciencias, comprensión lectora, entre otros.
Allí hay brechas bien importantes. Las universidades allí tienen muchísimo trabajo para hacer, además de lo que tienen que desarrollar para adecuarse a los nuevos entornos.
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- ¿Cómo impacta la tecnología en la educación de los profesionales?
La tecnología hay que entenderla como lo que es: un facilitador. De manera errónea, algunas instituciones toman la tecnología como el centro de su estrategia, pero no deja de ser una herramienta muy válida, muy útil para facilitar los procesos educativos y también los de los profesores.
Toda tecnología que se use en las aulas, y hablamos de plataformas de aprendizaje, colaborativas, de certificaciones, para supervisar evaluaciones, muchas tecnologías, todas tienen que responder a un propósito, a un diseño de los programas educativos con el fin de desarrollar un perfil concreto y de abordar el aprendizaje.
- ¿Qué escenario tenemos?
Estamos en un panorama de cambio, muy influenciado por la tecnología, pero no se trata de integrar la tecnología como locos, sino que se deben desarrollar habilidades críticas en los estudiantes y toda la tecnología responder a un propósito. Al final, es responsabilidad nuestra, de las instituciones educativas, preparar a las próximas generaciones para que modelen un futuro más ético.
- Apuntando a las brechas existentes, ¿cómo la tecnología finalmente puede acelerar su cierre?
Más que la tecnología, me iría hacia el aprendizaje virtual, que al final del día es uno que se basa en esta. Creo que cubre muy bien algunas de las necesidades que tiene el país. Por una parte, el aprendizaje virtual es conveniente porque tenemos, por ejemplo, como un 47% de los estudiantes peruanos universitarios que trabaja al mismo tiempo. Entonces, tener acceso a una tecnología que es mucho más flexible, que me permite compatibilizar, es un punto de desarrollo importante.
De otro lado, hay zonas donde esta educación virtual puede suplir esa falta de oferta o a complementarla. En la selva, así, hay muchos que están matriculados en programas en línea y, para ellos, es la única alternativa que tienen para estudiar. Les facilita mucho.
- ¿La Inteligencia Artificial (IA) cómo impacta?
Lo que nos está dando es la oportunidad de ser mejores personas, en el sentido de poder contar con herramientas que nos facilita el trabajo, las tareas más repetitivas, las más reiterativas, menos humanas. Pero, al mismo tiempo, está impactando en el panorama laboral, reduciendo puestos de trabajo que son reiterativos o rutinarios. Sobre esta situación, es importante hacer una reflexión sobre cuál debe ser el papel de la universidad para preparar al estudiante y enfrentar esta nueva condición del mercado laboral.
- Son varios los desafíos en el mercado, ¿cómo las instituciones pueden ayudar a contribuir a mejorar el panorama?
Hay que mejorar las bases. Lo que veo es que hay dos líneas de instituciones. Unas, que son más continuistas y casi que miran a otro lado. Y otras, que están cambiando los modelos académicos para enfrentar este nuevo panorama. Por ejemplo, hay instituciones que están desarrollando curriculum por y basados en competencias. Están facilitando certificaciones y microcertificaciones para mejorar la empleabilidad o flexibilizando los curriculum. Me parece bien interesante que aquí asume un papel mucho más protagonista el estudiante, ya no se le da de manera estancada lo que tiene que estudiar, sino que tiene la posibilidad de ir configurando su propia carrera, su propio curriculum.