La pandemia fue un impulso potente para los aplicativos de delivery. Motivados por el frenético avance del e-commerce, muchos se animaron a arriesgar en sus apuestas por diversificar su oferta. Y una de las nuevas verticales fue el ‘ultrafast’ delivery, un servicio que te promete recibir tu pedido en el menor tiempo posible.
En un inicio parecía una idea innovadora, pero ahora empieza a perder jugadores. Desde el año pasado, muchas empresas empezaron a abandonar esta línea de negocio a nivel global. A pesar de ello, a nivel local Rappi parece ser el único que planea fortalecerla.
Panorama complejo
El servicio de ultrafast delivery funciona a partir de las llamadas dark stores (tiendas ocultas a las que no acceden los consumidores). Ahí solo ingresan los trabajadores encargados de escoger los productos y entregarlos a los motorizados, quienes deben llevarlos con premura. Rappi, por ejemplo, promete llegar en máximo 10 minutos. Jokr promete hacerlo en 15.
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El repertorio de productos de las dark stores es similar al de un supermercado convencional. Tienen frutas, verduras, bebidas, congelados e incluso pan. Para sostener este negocio de entrega veloz, sin embargo, las plataformas normalmente deben recurrir a un diseño operativo refinado y costoso.
“Necesitas cercanía, optimización en el punto de picking y una flota disponible asignada. Si esperas que venga el driver a recoger y luego entregue, ya perdiste. Tienen que estar en la puerta de la tienda y eso cuesta. En la práctica resulta caro”, afirma Ignacio Martínez, profesor PUCP de Ciencias de la Gestión y gerente de marketing de Chazki.
Esta vertical nació producto de los confinamientos de la pandemia, pero hoy con la reapertura de los comercios, ha perdido impulso. “El mercado ya se estabilizó, porque la gente está comiendo más fuera de su casa, lo que implica una logística e inversión mayores para seguir sosteniendo ese ritmo anterior”, explica Freddy Linares, profesor de marketing en la Universidad del Pacífico (UP).
Prueba de ello es que varias empresas que apostaron por el ultrafast delivery están abandonándolo. Según Forbes, competidores fuertes del rubro, como Fridge No More y Buyk en Estados Unidos –uno de los principales mercados de este servicio–, cerraron en marzo del año pasado en la misma semana. Otras están analizando su continuidad.
Las demandas logísticas y tecnológicas para cumplir con la propuesta de valor le están pasando factura a los aplicativos que ofrecen el ultrafast delivery. Pero también influye la demanda. “Se ha vendido la idea de que el público quiere las cosas cada vez más rápido. No es así completamente. Depende de la naturaleza del producto. Por ejemplo, en AliExpress pueden esperar hasta 1 mes y nadie se siente estafado”, asegura Martínez.
En el Perú ya se empieza a replicar la tendencia sobre este servicio de entrega rápida. A comienzos de febrero, Jokr, empresa alemana que ingresó al Perú con esa propuesta de valor, anunció la venta de sus activos en el país a InRetail. Antes, ya se habían retirado de países como Chile, Colombia y México. Ahora solo se enfocarán en Brasil, que representa el 70% de sus ganancias.
El único actor que todavía apuesta con fuerza por el ultrafast delivery en Perú es Rappi. “Estamos buscando cubrir a todos nuestros usuarios en Lima. Falta un 30%. Este año también queremos expandirnos a Arequipa, Trujillo y Piura”, revela Marco Lei, director de Rappi Turbo en Perú, a Gestión.
Según el directivo, en Lima ya cuentan con 20 dark stores de más de 200 metros cuadrados. Cada una tiene entre 1,200 a 1,500 SKU y cubren zonas de entrega que no superan los 2 kilómetros. No tienen una flota exclusiva para RappiTurbo. Sus 12 mil repartidores activos por semana en Lima toman los pedidos express.
¿Desaparecerá el mercado?
Con los vaivenes que sufre globalmente el ultrafast delivery, su futuro queda en el aire. Para Helmut Cáceda, presidente de la Cámara Peruana de Comercio Electrónico (Capece), la compra de Jokr por InRetail indica cómo podría evolucionar este mercado: a través del interés de los supermercados o centros comerciales, que ya tienen la logística necesaria para sostener el modelo.
“Estos grandes establecimientos tienen puntos de distribución ya puestos en diferentes distritos de la capital, incluso provincias. Podría funcionar bastante bien para ellos. Solo les falta la tecnología para establecer un modelo omnicanal”, explica Cáceda.
Asociarse con los retailers sería el camino para las apps que ofrecen este servicio de entrega veloz, ya que por su cuenta es cada vez más complicado. “Han empezado a subir sus comisiones porque han tenido problemas en esa ecuación de precios. Los inversionistas están más reacios. El mercado también tiene reclamos. El cliente ve cada vez más cuánto paga por cada servicio, los repartidores y restaurantes exigen mayores ganancias”, asegura Linares, de la UP.
En Rappi, la mayoría de los usuarios del servicio de ultrafast delivery también están suscritos a RappiPrime. Este programa ofrece, entre otros, no pagar costos de envío por pedidos superiores a S/25. “La cantidad de usuarios de Rappi que tienen RappiPrime y usan RappiTurbo son más del 60%. También representa más del 10% de todos los pedidos en los países donde operamos. Perú tiene una perspectiva muy buena”, dice Marco Lei, director de la vertical de la empresa.
Así, si este modelo no quiere desaparecer, tendrá que adaptarse. La demanda general de servicios de delivery por aplicativo seguirá existiendo. Una proyección de Statista Digital Market Outlook señala que, a nivel mundial, los ingresos del mercado de reparto de comida en línea a través de plataformas representarán cerca del 65% del total para el 2027. Actualmente, bordea los US$ 237 mil millones.
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