La economía de América Latina y el Caribe crecería un 1.7% este año y un 1.5% en 2024, dijo el martes la Cepal, en medio de una dilatada dinámica de bajo crecimiento y complejidades macroeconómicas en la región pese a la moderada revisión al alza para este año.
El organismo de Naciones Unidas prevé que todas las subregiones exhiban un menor dinamismo frente a 2022 y dijo que las cifras para el primer trimestre no solo confirmaron la desaceleración regional en términos anuales, sino que muestran un estancamiento del producto bruto interno (PBI) en los últimos cuatro trimestres.
En 2022, la región creció 3.8% según cifras preliminares. En abril, la Cepal habría previsto que América Latina y el Caribe crecería 1.2% este año.
Según el informe, la economía de Brasil crecerá 2.5% este año y 1.4% el próximo; la de Argentina caerá 3.0% y 1.6%, respectivamente, mientras que la de México avanzará 2.9% y 1.8%. Por su parte el PBI peruano crecerá 1.3% en 2023 y 2.5% el próximo mientras que el colombiano subirá 1.2% y 1.9%. En abril, la Cepal pronosticaba un crecimiento de 2.0% para Perú este año.
“Las proyecciones para 2024 indican que se mantendría el bajo dinamismo en la región. Se prevé que el contexto internacional continúe siendo poco favorable, con un crecimiento del PIB y el comercio mundiales muy por debajo de los promedios históricos”, dijo el organismo con sede en Santiago.
En el ámbito interno, añadió el anual Estudio Económico de América Latina y el Caribe, se mantiene el reducido espacio de política macroeconómica, tanto fiscal como monetaria.
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“La deuda pública se sitúa en niveles elevados, lo que, junto al aumento de las tasas de interés externas e internas y a una caída esperada de los ingresos tributarios producto del menor crecimiento, permite prever un espacio fiscal limitado para el conjunto de la región”, dijo el reporte.
Chile se convirtió en julio pasado en la primera gran economía de la región en iniciar un esperado ciclo de relajamiento monetario, después de que los bancos centrales elevaron con fuerza las tasas para hacer frente a la inflación que dejó la recuperación postpandemia y la guerra en Ucrania.
El documento también destacó que si bien se observa una caída en la dinámica de la inflación, permanece en niveles superiores a los observados antes de la pandemia y a los rangos meta de los bancos centrales, lo que “permite pensar que las tasas de interés se mantendrán relativamente altas en lo que resta del año”.
Por otra parte, el bajo crecimiento de la actividad este año y el próximo tendrá como consecuencia una desaceleración del crecimiento del empleo, que se estima en un 1.9% en 2023 y en el 1.1% en 2024, con un deterioro de la calidad de los empleos y el consiguiente efecto en el salario y los niveles de pobreza.
Fuente: Reuters
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