Cuando uno postula a un puesto de trabajo, una de las evaluaciones que se debe pasar de forma obligatoria es la prueba psicológica, mediante la cual se busca conocer qué rasgos de personalidad tiene cada candidato. A través de ella, se puede determinar si el aspirante podría encajar en la organización.
Sin embargo, así como hay gran cantidad de postulantes, también podría decirse que existen diferentes personalidades en las cuáles puede encasillarse a una persona.
Carl Jung, fundador de la psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda, hizo una división de las tipologías basándose en la personalidad de los introvertidos y extrovertidos, y desde ellos construyó ocho tipos de personalidad, tal como publica BBC.
Es la persona que se interesa más en las ideas que en los hechos; es decir, se enfoca en sus propios pensamientos en lugar de lo que ocurre en el exterior. Aunque son tercos para defender su posición, son altamente influenciables porque le dan poca relevancia a lo externo, señala el psicólogo Rafael Navarro.
Aunque es muy reservada, es simpática y comprensiva con sus amigos cercanos, pese a que pueden llegar a ser amorosas, no muestran sus sentimientos.
Son quienes ponen énfasis en la experiencia subjetiva más que en la objetiva, pues se nutren de sus impresiones sensoriales e internas. Es una personalidad típica de músicos y artistas, explica Susan C. Cloninger, profesora y doctora en psicología por la Universidad de Michigan.
Son personas que están más enfocadas en el futuro, que en el presente. Se caracterizan por ser muy soñadores.
Los que tienen esta personalidad se caracterizan por crear explicaciones del mundo a partir de lo que ven. No cambian fácilmente su forma de ver las cosas y tratan de imponer su visión a los demás. Además, reprimen sus emociones y sentimientos, haciéndolos descuidar a sus amigos y relaciones sentimentales.
Son personas interesadas en las relaciones humanas, además de ser muy empáticas. Les gusta disfrutar de la compañía.
Es una personalidad que pone énfasis en las percepciones que le provocan las realidades tangibles y que les gusta interactuar con los demás. Son personas que atribuyen un valor mágico a los objetos de una forma inconsciente, opina Navarro.
Se caracteriza por emprender todo tipo de proyectos y permanece en ellos hasta que los concluya. Una vez finalizado uno, empieza otro. Le gusta arriesgar, vivir nuevas aventuras y transformarse. “La moralidad del intuitivo no es intelectual ni sentimental. Tiene su moral propia, que es la fidelidad a su intuición y el sometimiento voluntario a su fuerza. Es escasa su consideración por lo que se refiere al bienestar de los que lo rodean”, dijo Jung.