El balance económico del primer año de gestión de la primera presidenta del Perú se puede resumir en una palabra: recesión. Hace un año que Dina Boluarte asumió las riendas del país en un contexto de desaceleración y conflictividad social, con inversión privada en caída libre, altos niveles de inflación y desconfianza empresarial. La clase media venía golpeada desde la pandemia y la pobreza continúa en aumento. A esto se suma que debió afrontar al ciclón Yaku y la amenaza latente de El Niño.
LEA TAMBIÉN: Dina Boluarte y su primer año de gobierno: los aciertos, desaciertos y puntos a mejorar
Un 2023 para el olvido
Boluarte “heredó” una economía complicada tras el Gobierno de Pedro Castillo que no ha podido revertir a pesar de los numerosos paquetes de reactivación económica del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
El consenso de los analistas del mercado local apunta a que la economía peruana se contraerá en el 2023, el peor resultado en 25 años, descontando la pandemia. Esta situación se veía venir desde inicios del año, a pesar del optimismo del MEF.
“Con el nuevo resultado de agosto, se puede decir que el Perú este año está en recesión (económica), no es bonito decir eso, pero es la realidad. Lo cierto es que es un año bastante complicado con una serie de shocks imprevistos”, había advertido Jaime Reusche, vicepresidente del Grupo de Riesgo Soberano de Moody’s Investor Services a Gestión cuando se conoció el resultado del octavo mes del año (-0.63%). Esto, contrario a mejorar, empeoró, pues en septiembre la economía retrocedió 1.29%.
“En ningún momento hemos subestimado la situación [...] Es sin duda una recesión, no me cabe la menor duda”, admitió el mismo día el titular del MEF, Alex Contreras. Tras ello, el Gobierno lanzó el plan Unidos, que concentra 25 medidas económicas con especial énfasis en el sector minero y agroexportador. Esto, ya con los programas Con Punche Perú en marcha.
“Lo más importante del plan Unidos ha sido el reconocimiento de que el Gobierno tiene que trabajar con el sector privado para sacar a la economía de la recesión, que solamente con políticas de gasto público no lo va a lograr”, señala Alfredo Thorne, exministro de Economía y Finanzas y director de Thorne & Associates.
Con la política económica del Gobierno reencausada, el consenso de los analistas consultados por Gestión es que la economía “rebotará” en el 2024 y 2025, una vez superado el efecto transitorio del fenómeno de El Niño.
¿Vuelven las inversiones?
El principal motor de la economía peruana, la inversión privada, sumará en diciembre seis trimestres consecutivos en caída. Esto, alineado con que las expectativas empresariales a corto plazo se encuentran en terreno negativo desde abril del 2021, mes en que Pedro Castillo pasó a segunda vuelta. Sin embargo, hace tres trimestres que las caídas son cada vez más acotadas.
Pablo Nano, subgerente de Estudios Económicos de Scotiabank, estima un rebote del 2% de este indicador en el 2024, tras la esperada caída del 6.5% para este año. “Ante la ausencia del inicio de proyectos de inversión mineros importantes en el 2024, prevemos que la inversión se va mantener principalmente gracias al capex de las operaciones mineras existentes. En cuanto a la inversión no residencial, esta experimentaría una recuperación a partir del segundo trimestre del próximo año, pues en el primer trimestre podría verse afectado el consumo de cemento en la zona norte debido a las intensas lluvias previstas asociadas a El Niño”, señala.
LEA TAMBIÉN: MEF sobre Plan Unidos: “Se vienen los primeros goles concretos”.
Para Eduardo Jiménez, jefe del sistema de información de Macroconsult, el ciclo de ajuste de la inversión privada seguirá hasta el próximo año. Anticipa una contracción de 1.2% de este indicador para el 2024, seguido de una expansión apalancada por el crecimiento en las adjudicaciones de proyectos mediante Asociación Público Privada (APP).
“Se han hecho adjudicaciones por US$3,000 millones, ese es un buen dato. Ciertamente no significa ejecución, pero si siguen esa línea el próximo año, da buenas señales”, indica Jiménez. ProInversión espera adjudicar hasta 36 nuevos proyectos el próximo año, lo que implicaría un monto de US$6,380 millones.
El principal riesgo para la recuperación de las inversiones es el ruido político. En una reciente publicación de Fitch Ratings, destacan que “las incertidumbres políticas continúan socavando las perspectivas de inversión y crecimiento, que ya se estaban desacelerando incluso antes de los últimos cambios en el gobierno”.
LEA TAMBIÉN: ¿Un nuevo ‘boom’ de APP?: Los retos de cara los años 2024 y 2025.
Impulso público
Un aspecto positivo es el avance en la inversión pública. Si bien se anticipa una caída en términos reales con respecto al 2022, esto se debe al cambio de gestión de las autoridades subnacionales y al hecho de que en dicho año se registró el máximo monto de ejecución de gasto público de la historia.
“Una vez concluido el proceso de maduración de las autoridades, más el impulso de las obras destinadas a mitigar o reconstruir daños a la infraestructura por El Niño, veremos un crecimiento en la inversión pública”, señala Teodoro Crisólogo, economista senior del Instituto Peruano de Economía (IPE).
El problema con esta situación es la presión que ya está ejerciendo sobre las finanzas públicas. El Presupuesto Público 2024 contempla un incremento interanual del 12% con respecto al 2023. Se estima que el déficit fiscal exceda el “tope” tanto en el 2023 como en el 2024, lo cual ralentizará la convergencia de la deuda pública a los niveles anteriores a la pandemia. Esto, a pesar de la estrategia del MEF para mantener las cuentas fiscales, mediante la transferencia de las utilidades del Banco de la Nación por el monto de S/1,000 millones.
LEA TAMBIÉN: Riesgos 2024: Crece presión externa, pero se modera amenaza de El Niño
Carlos Oliva, presidente del Consejo Fiscal, ya había comentado a los medios que recurrir medidas “creativas” afecta la credibilidad de la política económica. A su consideración, es más transparente reconocer que por determinados motivos no se lograría el “tope” de 2.4% del PBI.
Menor inflación, mayor consumo
Otro factor que juega a favor de la economía en el segundo año de gestión de Boluarte es la rápida caída en la inflación, que se traducirá en menores presiones sobre el poder adquisitivo de la población.
El consenso está en que este indicador regrese al rango meta del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) (entre 1% y 3%) en los primeros meses del 2024. “Esta tendencia se mantendrá en adelante, de manera más clara luego de disipado El Niño en el segundo trimestre del 2024. Prevemos que finalizará este año en torno a 3.5%, con sesgo a que se ubique incluso algo más cerca del rango meta, y en 2.8% el próximo. En este contexto de rápida disminución de la inflación y de ralentización de la actividad, el BCRP sigue recortando su tasa de interés de referencia, aunque con cautela debido a los impactos que El Niño pueda tener sobre los precios y a la volatilidad financiera”, señala el reporte Situación Perú de BBVA Research.
LEA TAMBIÉN: Consumo en hogares cerraría el año sin crecimiento: el impacto de la recesión
Minería y los otros sectores
La minería crecerá por encima del 7% este año, apalancada por el inicio de operaciones de la mina de cobre Quellaveco. Una vez disipado este efecto, se espera menor dinamismo en el sector estrella de la economía peruana.
Los sectores más golpeados por los fenómenos climatológicos, pesca y agropecuario, presentarán los mayores “rebotes”. El reinicio de operaciones del sector pesquero arrastraría consigo a la manufactura primaria, intensiva en la producción de harina de pescado.
Además, “la gradual recuperación de la demanda interna, incidiría favorablemente sobre sectores como construcción y manufactura no primaria, beneficiadas además por una baja base comparación tras una severa caída en el 2023″, apunta Nano.
LEA TAMBIÉN: La informalidad en el Perú bajo el análisis del Banco Mundial: esto recomienda.
2025 y 2026
Se estima que la “rebote” de la economía se prolongue hasta el 2025. Para BBVA Research, la tasa de crecimiento del PBI en el 2025 podría llegar hasta 3.5%. Sin embargo, a mediano plazo, convergerá al potencial de 2.6%, estimado por el BCRP, a menos que se lleven a cabo reformas estructurales.
“Hay que revertir muchas de las leyes laborales que se vienen dando desde el 2018, no se habla de quitar beneficios a los trabajadores sino buscar una solución que formalice”, señala Thorne.
Para Norman Loayza, director de Indicadores Globales del Banco Mundial, la solución pasa por trasladar los costos de la protección social de las empresas al Estado.
LEA TAMBIÉN: MEF prepara incentivos para repatriar capitales y cambios en regímenes tributarios.
El MEF ya ha presentado al Congreso una propuesta de reforma del sistema de pensiones. Además, adelantó a Gestión detalles sobre su propuesta de reforma tributaria. “Las mypes tienen como cinco regímenes tributarios. Ahora vamos a hacer solo dos: régimen general para todos y uno especial (Régimen Único Simplificado - RUS). No tengo mucha expectativa que el Congreso lo apruebe pronto, pero si lo hacen, sería un avance”, señaló el ministro Contreras.
Bachiller en Economía y Negocios Internacionales de la Universidad ESAN y especialista en Sostenibilidad por la Pacífico Business School. Fue analista de Sectores y Empresas y del Content Lab de Semana Económica. Actualmente es redactora senior de economía en Gestión.