(Foto: GEC)
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La agencia de calificación de crédito Fitch Ratings revisó el martes el panorama para la economía de Perú a negativo desde estable, en reflejo de su debilitada hoja de balance tras la emergencia del COVID-19 y de un deterioro en la predictibilidad política en la nación sudamericana.

Fitch prevé que la economía de Perú se contraerá en 12% en 2020, una de las peores recesiones en América Latina y con la crisis más aguda entre las naciones bajo categoría de inversión ‘BBB+’ en moneda local y extranjera.

La baja cohesión política y de instituciones desde el 2016 podría socavar la capacidad del próximo Gobierno de implementar un amplio rango de reformas fiscales, políticas y de productividad económica”, advirtió la firma en un comunicado.

Perú celebra elecciones generales en abril del 2021. El país minero, uno de los más golpeados por el coronavirus en la región, atravesó este año por una convulsión política que derivó en la salida del presidente Martín Vizcarra y en fuertes manifestaciones en repudio al Congreso.

Factores clave

La perspectiva negativa refleja el debilitado balance público del Perú, el deterioro de la previsibilidad de las políticas como resultado de la aprobación por parte del Congreso de medidas populistas en los últimos meses, y la previsión de Fitch de desafíos continuos para reducir los déficits fiscales a niveles consistentes con la estabilización de deuda.

El debilitamiento de la cohesión política y las instituciones desde el 2016 podría socavar la capacidad del próximo gobierno para implementar amplias reformas fiscales, políticas y económicas que mejoren la productividad. Además, no se pueden descartar tensiones periódicas ejecutivo-legislativo e inestabilidad política en los próximos años, dijo Fitch.

Las sólidas instituciones macroeconómicas y las finanzas externas del Perú continúan respaldando las calificaciones. Los menores indicadores sociales, de gobernabilidad y de ingresos per cápita del Perú (por debajo de la media actual de otros países con calificación ‘BBB’), y las vulnerabilidades de una alta dependencia de las exportaciones de productos básicos, la dolarización financiera y la baja base de ingresos públicos, son limitaciones de calificación.

Las tensiones políticas recurrentes entre el ejecutivo y el legislativo y la inestabilidad del gabinete desde el 2016, reflejada en cuatro presidentes (incluidos tres en noviembre del 2020), dos congresos y una alta rotación del gabinete, han estancado el progreso de las reformas y han frenado el crecimiento económico.

Los riesgos para la gobernabilidad y las reformas podrían persistir si el partido y los aliados del presidente que salga elegido en los comicios del 11 de abril del 2021, no aseguren suficientes (44 de 130) escaños en el Congreso para adelantarse a una censura ministerial y presidencial.

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