La estrategia de fast fashion de Inditex SA permitió a la dueña de las tiendas Zara reducir su inventario durante el confinamiento por el COVID-19, impulsando los resultados del primer semestre.
La cadena textil española logró reducir las existencias de ropa en un 19% a finales de julio, aprovechando su sistema de producción flexible, que permite a la compañía adaptarse rápidamente a los cambios en la demanda.
Ello suavizó el golpe a los resultados, que excedieron las estimaciones de los analistas aunque fueron menos de la mitad del nivel del año pasado. La acción llegó a subir un 6.7% el miércoles por la mañana.
El mayor operador de cadenas de ropa del mundo ha mostrado una mejora constante después de sufrir la única pérdida registrada en un primer trimestre.
Su presidente Pablo Isla sigue en marcha con un plan para invertir alrededor de US$ 3,000 millones en comercio electrónico, renovaciones de locales y nuevas tiendas en los próximos tres años para posicionar mejor a Inditex cuando termine la pandemia.
Inditex ha alcanzado un punto de inflexión durante el segundo trimestre, dijo Isla en una llamada con analistas. La compañía puede operar en el futuro con niveles de inventario aún más bajos, señaló.
Un aumento del 74% en los pedidos en línea impulsó las ventas, y casi todas las tiendas han reabierto sus puertas.
Isla está atravesando su año más difícil desde que comenzó a trabajar para la compañía hace más de un decenio. Redujo los gastos operativos en un 21% en el primer semestre y los ingresos están volviendo gradualmente a niveles más normales. Si bien las ventas se desplomaron un 72% en abril, la disminución fue del 11% en las primeras semanas del tercer trimestre.
Los resultados llegan un día después de que Hennes & Mauritz AB informase de beneficios trimestrales mejores a lo previsto. Sin embargo, el competidor sueco de Inditex ha tenido dificultades para deshacerse de prendas no vendidas, y su posición de inventario respecto a las ventas, de US$ 4,600 millones, estaba en una proporción récord a finales de mayo.
El dueño de Zara depende de la producción en España y países vecinos para la mayor parte de sus prendas, lo que le da más flexibilidad para ajustar los pedidos debido a la proximidad de los proveedores. H&M depende mucho más de la ropa fabricada en Asia, que debe pedirse con más anticipación porque tarda meses en llegar a sus destinos finales.
Los consumidores han cambiado sus hábitos y están comprando ropa más informal ya que muchos empleados trabajan desde casa, y eso se reflejó en los resultados de Inditex.
Massimo Dutti, que vende ropa de oficina, fue la cadena que registró la mayor caída en las ventas del primer semestre, con un descenso del 42%. Oysho, especializada en ropa interior y ropa de yoga, registró la menor caída, con 31%.
El margen bruto debería mejorar en el segundo semestre y mantenerse estable para todo el año, dijo Isla.