Fueron los precursores de las tiendas por departamento como Saga Falabella y Ripley, y de los supermercados Metro, Tottus, Plaza Vea y demás. Durante la segunda mitad del siglo xx varios de ellos aparecieron al mismo ritmo que Lima -y las más importantes ciudades del país- crecía en oferta y demanda.
La mañana del 13 de marzo de 1953, los vecinos de Lima descubrieron que podían gozar de un servicio rápido y cómodo al momento de comprar sus alimentos, artefactos o vestidos. Fue cuando abrió al público el primer autoservicio moderno: Súper Markets, de la familia Olcese, en plena avenida Larco, en Miraflores.
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Pero más sedes de Súper Markets se inauguraron en la capital. De Miraflores pasó a San Isidro, a Santa Beatriz y al propio Centro de Lima, en el jirón Washington, a pocos pasos del entonces atildado Paseo Colón.
Por esa época también, los clientes vieron por primera vez en sus vidas los ahora imprescindibles cochecitos de metal, que se volvieron infaltables en las empresas del rubro.
Súper Markets se mantuvo vigente a lo largo de dos décadas, siempre con el lema “Calidad y menor precio en su mesa”. Incluso, la marca logró posicionarse en la incipiente televisión con el programa de juegos y sorteos “Súper Markets Show”.
Pero el gobierno militar del general Juan Velasco Alvarado acabó con sus días cuando lo expropió en 1972. En su lugar, apareció Súper EPSA, una empresa estatal que cumplió su “rol subsidiario” hasta que también desapareció, ya en tiempos democráticos, hacia 1984.
Otras recordadas tiendas por departamentos fueron Galax, un importante centro de reunión familiar, y Sears, que se abrió en 1955, en la avenida Las Begonias, en San Isidro, donde hoy se levanta el local de Saga Falabella.
La recordada Tía, cuyo nombre explícito no era nada vendedor (Tiendas Industrializadas Asociadas), apareció en 1958, en Miraflores, y luego tomó por asalto el Jirón de la Unión, en el corazón del Centro de Lima.
Pero fue la casa Oechsle la que había hecho historia, ya que su primer local se fundó nada menos que en 1889, en el actual pasaje Olaya, frente a la Plaza de Armas, y luego se reprodujo en otros lugares más céntricos de la capital peruana.
Monterey (o Monterrey) funcionó hasta 1993, pero aún recordamos su simbólico local del Jirón de la Unión, frente a la iglesia de La Merced.
En la década de 1960 se veía en la televisión a una joven actriz, Mabel Duclós, promocionando las ofertas del día. Esta cadena de tiendas alcanzó a llegar a varias provincias del país.
Scala, por su parte, abrió sus puertas en 1958, a media cuadra de la Plaza de Armas y hasta tuvo un programa de televisión propio: “Scala Regala”, conducido por Pablo de Madalengoitia. Años después, se abriría el primer Scala Gigante, en una esquina movida y popular: la que creaban las avenidas Alfonso Ugarte y Venezuela, en Breña.
La mayoría de estas firmas apelaba a la televisión como medio masivo de propaganda. Por ello, se podía ver diariamente a la pareja de esos años, Joe Danova y Regina Alcóver, los padres del cantante Gian Marco, promocionando carnes y verduras del famoso Scala Gigante.
Eran tiempos que llevan a los recuerdos que perfilaron el modo de vender y comprar de los peruanos de entonces (y de hoy aún).