WeWork Inc. se declaró en quiebra, culminando así un tumultuoso período en el que la otrora exitosa startup debió hacer frente a una oferta pública inicial fallida, a los cierre por covid-19, a una fusión de cheque en blanco y a las lentas tendencias de regreso a la oficina.
La empresa, que en su momento más exitoso en 2019 llegó a tener una valoración de US$ 47,000 millones, declaró el lunes US$ 19,000 millones en pasivos y US$ 15,000 millones en activos en su solicitud de protección por quiebra en Nueva Jersey. Al acogerse al Capítulo 11 de la ley de quiebra de Estados Unidos, WeWork podrá seguir operando mientras resuelve los términos para pagar a sus acreedores.
WeWork se declaró en quiebra tras alcanzar un acuerdo provisional de reestructuración con su antiguo patrocinador SoftBank Group Corp. y los acreedores existentes para recortar más de US$ 3,000 millones de deuda y eliminar la mayor parte de sus acciones. También intentará revocar más de 60 contratos de arrendamiento en Norteamérica y utilizará el proceso judicial para renegociar otros contratos, dijo el director ejecutivo, David Tolley, en documentos judiciales.
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La huella inmobiliaria de WeWork incluía 777 instalaciones en 39 países al 30 de junio, con una ocupación cercana a los niveles de 2019. Pero la empresa sigue sin ser rentable.
“WeWork está solicitando la facultad de revocar los contratos de arrendamientos de ciertas ubicaciones, que en gran medida no son operativas, y todos los miembros afectados han recibido un aviso anticipado”, informó la compañía en un comunicado.
Una larga saga
La quiebra de WeWork es la culminación de una larga saga para la empresa neoyorquina, cuyo repentino ascenso y precipitada caída han cautivado tanto a Wall Street como a Silicon Valley. Podría decirse que la ruina de la empresa comenzó en 2019. En cuestión de meses, la empresa pasó de planear una OPI a despedir a miles de personas y obtener un rescate multimillonario.
WeWork nunca fue un negocio convencional: durante una parte sustancial de su existencia, operó con la misión declarada de “elevar la conciencia del mundo”. El ethos espiritual que el fundador Adam Neumann y su esposa, la ejecutiva y cofundadora Rebekah Neumann, fomentaron a veces hizo que la empresa pareciera más una religión que una startup.
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La empresa finalmente salió a bolsa en 2021 mediante una combinación con una sociedad de adquisición de propósito especial, dos años después de su OPI prevista inicialmente. Pero eso no impidió que WeWork perdiera dinero.
Aunque WeWork llegó a un amplio acuerdo de restructuración de deuda a principios de 2023, rápidamente volvió a caer en problemas. En agosto, declaró que existían “dudas sustanciales” sobre su capacidad para seguir operando. Semanas más tarde, informó que renegociaría casi todos sus contratos de arrendamiento y se retiraría de los locales “de bajo rendimiento”.
Esta vez, llegó a un acuerdo de reestructuración con acreedores que representan aproximadamente el 92% de sus bonos garantizados y dijo que racionalizaría su cartera de alquiler de oficinas, según el comunicado de la compañía.
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