El fundador y presidente del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, objeto de sanciones estadounidenses, pidió a la administración de Joe Biden una “política de apertura” en un encuentro con la prensa, en el que se mostró confiado sobre la “supervivencia” del grupo.
La compañía ha estado en los últimos años en el centro de la rivalidad chino-estadounidense, en un contexto de guerra comercial y tecnológica entre las dos potencias.
Huawei se encontró en el punto de mira de la anterior administración de Donald Trump, que la acusó, sin aportar ninguna prueba, de posible espionaje en beneficio de Pekín.
Por ello, en el 2019, Estados Unidos incluyó al grupo en una lista negra para evitar que adquiriera tecnología estadounidense, esencial para sus productos.
“Esperamos que la nueva administración tendrá [con Huawei] una política de apertura que será beneficiosa” para Estados Unidos, dijo Ren Zhengfei, que creó la compañía en 1987.
La presión de Washington afectó al gigante chino el año pasado.
En el 2020, las ventas mundiales de teléfonos de Huawei cayeron 22%, mientras que las de su compatriota Xiaomi crecieron 19%, según la consultora Canalys.
Como consecuencia de las sanciones de Estados Unidos, Huawei ya no tiene acceso a las actualizaciones de Android, el sistema operativo de Google, dominante en los teléfonos en el extranjero.
Ventas a la baja
La firma también se enfrenta a una creciente presión en el 5G, un nuevo estándar para las tecnologías móviles que está llamado a revolucionar internet y cuyo despliegue debe acelerarse.
La administración Trump aseguraba que los servicios de inteligencia chinos podrían utilizar los equipos de Huawei para vigilar las comunicaciones y el tráfico de datos de un país.
En los últimos meses, Estados Unidos instó a sus aliados a renunciar al grupo de telecomunicaciones chino para equipar su red 5G.
Sin embargo el fundador de Huawei dijo el martes que confiaba en el futuro de su empresa. A pesar de las presiones de Washington, “la capacidad de supervivencia de Huawei aumentó”, dijo el patriarca de 76 años, asegurando, sin dar cifras, que los ingresos y los beneficios netos aumentaron durante el 2020.
También afirmó que Huawei podría “aumentar su producción” a pesar de las restricciones estadounidenses.
Sin embargo, “todavía esperamos poder comprar grandes volúmenes de materiales, componentes y equipos estadounidenses”, admitió el fundador de la compañía.
Incluso en China, en su mercado, Huawei se vio fuertemente penalizada por las sanciones: en el cuarto trimestre del 2020, las ventas se desplomaron un 44% interanual, consecuencia de las dificultades de suministro de tecnologías estadounidenses, según Canalys.
Esta desconfianza hacia la empresa se debe en parte al pasado militar de Ren Zhengfei y a su pertenencia al Partido Comunista Chino, que alimenta las sospechas de la supuesta influencia del régimen sobre el grupo.
Huawei es un mastodonte mundial, presente en 170 países con 194,000 empleados.
El grupo debería sobrevivir a la tormenta a condición de “repensar su modelo económico” y realizar “cambios importantes”, según la analista de Canalys Nicole Peng.