Para Panadería San Jorge, noviembre y diciembre serán decisivos en el resultado del 2022. Y es que, tras dos años, esta Navidad será la primera sin restricciones sanitarias, pero también afectada por mayor inflación. Aun así, la firma ve nuevos proyectos.
Fernando Mariátegui, gerente general de dicha empresa de galletas y pastas, señaló que los panetones y otros productos de la campaña navideña ya han ingresado a las tiendas. Sin embargo, hay incertidumbre por la respuesta del consumidor.
“Hay muchas ganas de volver a juntarse, festejar, reunirse con la familia, pero también el ingreso económico ha sido golpeado. En este contexto, nuestro esfuerzo ha sido llegar con productos sin haber variado el gramaje”, comentó a Gestión.
Si bien reconoció que tal estrategia obligó a aumentar los precios en línea con la inflación (13.6% en los últimos 12 meses a octubre, en alimentos y bebidas no alcohólicas), afirmó que el mercado ha recibido bien que los tamaños de los productos no hayan sido modificados.
Así, de tener una campaña navideña con crecimiento, confió en un avance anual de un dígito. Para el 2023, expresó que el panorama es incierto, sobre todo, por el alza del costo internacional del trigo en medio de la guerra entre Rusia y Ucrania (principales productores de dicho insumo). No obstante, en San Jorge son optimistas.
“La inversión privada va a ser el motor de la salida de la crisis. No podemos esperar que el Estado invierta, debemos mantener el empleo. Hay que cambiar y adaptarse, lo peor que puede hacer una empresa es parar y esperar que la crisis pase”, anotó, en el lanzamiento de su campaña navideña de panetones.
En ese sentido, mencionó que seguirán innovando en galletas y derivados del trigo con extensiones de línea en sus mismas marcas, y evalúan potenciar el negocio de agua embotellada.
Sobre la campaña de panetones, confió en ventas superiores al año pasado, aun frente a una competencia creciente con más de 30 marcas.
Una propia embotelladora
Si bien el principal negocio de San Jorge es el de galletas, el agua embotellada entró en los últimos años a complementar dicha categoría. Y tras producir inicialmente en la planta de un tercero (maquila), la empresa estudia instalar su propia embotelladora.
“El agua del servicio público no es apta para beber y hay mucha gente en la calle que necesita hidratarse, entonces estamos analizando si le podemos poner un poco más de fuerza a las aguas”, señaló.
Así, la compañía definirá tal apuesta en el 2023. Consultado por la posibilidad de ampliar el portafolio de aguas con líneas saborizadas y jugos, Mariátegui reconoció que estos productos son interesantes, pero implican otro tipo de producción.
Hacia Europa
A pesar del aumento del costo del transporte naviero (casi 10 veces) y de la escasez de embarcaciones, San Jorge siguió exportando galletas a más de 10 países en América. Para el 2023, las opciones se amplían, inclusive, fuera de este continente.
“Estamos en conversaciones para dos o tres países y tenemos un posible cliente que nos ha contactado desde Europa. El costo de transporte es elevado, pero podemos llegar diferenciándonos”, sostuvo.
Añadió que la empresa atiende a algunos mercados desde hace 10 o 20 años. Aunque la exportación enfrenta diferentes problemas por la coyuntura global, afirmó que abandonar territorios ganados debido a una crisis no es una opción.
Provisión local de trigo
Aunque el precio internacional del trigo viene reduciéndose en las últimas semanas, aún acumula un avance de 3.5% el 2022 (en la Bolsa de Chicago), manteniendo elevados los costos de producción. Por ello, San Jorge apunta a proveedores locales.
“Casi no se siembra trigo en Perú, pero estamos en conversaciones con proveedores nacionales, agricultores, a ver si nos podrían ayudar un poco, porque el precio del trigo es una incógnita por temas como la guerra de Rusia y Ucrania”, añadió.
Panadería San Jorge tiene más de 75 años de operación. Hoy opera dos plantas en Trujillo y Lima, donde también cuenta con un centro de distribución. Además, está vinculada a Molinera del Centro, que elabora las harinas para sus galletas y otros productos.
Prevé efectos adversos en más exigencias en octógonos
Sobre la propuesta del Ministerio de Salud (Minsa) para actualizar la norma que establece la colocación de octógonos en los empaques de alimentos, elevando las exigencias, Mariátegui consideró que la sobrerregulación siempre será perjudicial.
“Lejos de cumplir el objetivo inicial de que las personas reduzcan su ingesta de sodio, grasas y azúcares, se vuelve un incentivo perverso que, por un lado, motiva a que los consumidores dirijan su consumo a alimentos sin registros sanitarios no salubres”, manifestó.
Por otro lado, afirmó que la medida puede desincentivar a las empresas a continuar esfuerzos por reformular sus productos, puesto que los umbrales de contenido de dichos componentes de los alimentos son irreales o son demasiado bajos.
Además, opinó que el esquema de los octógonos tiene un error de fondo. En detalle, recordó que este etiquetado establece si la empresa cumple o no con los límites de sodio, grasas y azúcares, pero no informa los niveles de estos componentes.
“En el mundo existen dos sistemas de referencia respecto a la alimentación, el Codex Alimentarium y la FDA, es fundamental seguir sus lineamientos y no olvidar la equidad necesaria en la aplicación de reglamentos”, agregó.
APUNTE
“La mitad de la población piensa que el alza de precios no se solucionará el 2023″
Javier Álvarez, director sénior de Tendencias de Ipsos Perú
Los peruanos acusan que el alza de precios los ha golpeado en su presupuesto de alimentación y bebidas. Están intentando comprar o gastar menos en general, ahorrar por todos lados. Los hogares dejan de gastar en cosas puntuales o alargan el consumo, es decir, compran lo mismo, pero no consumen todos los días. Quizás la campaña navideña sirva para revertir esta tendencia, pero hay una postura de ahorrar lo más que se pueda. Las expectativas de la población son que el 2023 será un año también de alza y que los precios se dispararán más. La mitad de la población, incluso, proyecta que esto no se solucionará ni el 2023. La gente está bastante preocupada por este tema que no tiene fecha de caducidad. Los ingresos prepandemia no se han recuperado. La población siente que se nota más el alza de precios en alimentos, servicios básicos, productos de aseo personal y limpieza del hogar, pero no quieren encontrar menos gramaje aun cuando ya le están subiendo el precio. Lo que espera el consumidor es que si van a subir el precio suban el gramaje para justificar, o si quieren reducir contenido también bajen el precio. No creo que esta situación afecte la lealtad a la marca, pero sí genera fastidio y abre la oportunidad para otras marcas e innovaciones.